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Volver, volver y volver... a Támara de Campos de nuevo otra vez

Vista panorámica de Támara. San Hipólito el Real, Iglesia Santa María del Castillo
Hace mucho tiempo que tenía almacenada en mi mochila una asignatura pendiente, bueno, en realidad más de una, pero esta que aquí quiero detallar, está intrínsecamente ligada a mis más profundos sentimientos: volver a Támara de Campos para visitar los vestigios del legado románico que ostenta esta hermosa localidad de Tierra de Campos, principalmente representados en la iglesia de San Miguel, y en la iglesia de Santa María del Castillo. De esta forma, en mi foro interno acallaría las innumerables promesas a mí mismo realizadas y así poder completar la sección de este blog titulado: "Palencia, camino del más bello románico". Asimismo, ¿por qué no?, si la cosa se terciaba, mi segunda intención era realizar una fotografía esférica en 360º (Photo Sphere) del interior de la iglesia de San Hipólito el Real... siempre majestuosa, siempre dispuesta.

Pero cada vez que vas a Támara de Campos... la cosa se complica, pues... es tanto el legado histórico que descubres en esta localidad palentina... que el tiempo empequeñece... de tal forma... que todo el tiempo del mundo es bien poco para disfrutar del patrimonio artístico y cultural que ofrece al visitante este impresionante municipio. De verdad, una vez en las calles de la localidad, ¡qué se pare el reloj, por Dios!

Además, en Támara de Campos vas de sorpresa en sorpresa, pues en mi última visita, nada más adentrarme en el interior de la iglesia de San Hipólito el Real, coincidí con un entusiasmado grupo de Guardenses, disfrutando como niños... y con niños de esta maravillosa obra arquitectónica del más preciado patrimonio palentino. Después de recorrer amena e instruidamente el excepcional templo en compañía de mis paisanos, y mientras escuchábamos las magistrales explicaciones que sobre la iglesia nos reportaba Concha ("custodia" por excelencia de esta joya palentina) pude escuchar atónito la esclarecedora expresión de uno de mis buenos compañeros de visita: "esta iglesia, que parece una catedral por su dimensión y belleza... sobrecoge". La acertada expresión lo dice todo sobre San Hipólito el Real. Gran verdad. Este reportaje va también por vosotros, Guardenses.

Interior de San Hipólito el Real. Guardenses en estado puro
Nuestra visita al casco histórico de Támara hay que iniciarla por donde posiblemente en otros tiempos fue la entrada natural a la villa: el "arco amurallado medieval" denominado como Portillo del Caño, que da acceso a la localidad y cuya calle principal, hoy perfectamente adoquinada y en consonancia con su importante abolengo, culmina en el entorno de ambas construcciones eclesiásticas: la iglesia de San Hipólito el Real y la iglesia de Santa María del Castillo. Los restos de su muralla son del siglo XI. Solo se conserva una pequeña parte, pero suficiente para hacernos una buena idea de lo que nos espera en pleno corazón de este histórico casco urbano. Nada más cruzar el arco amurallado, se vislumbra la espadaña de la iglesia de Santa María, agasajada aún hoy por tres huérfanos vanos, tal vez esperando a que sean completados. Puede ser que sus ausentes campanas, al escuchar los armoniosos sonidos emanados del órgano instalado a intramuros de su portentosa acompañante, la iglesia de San Hipólito el Real, dejaron de repicar para dar paso a los melódicos acordes del excepcional instrumento, que en perfecto estado aún conserva dicho templo. En la actualidad, en esta pequeña iglesia poco queda de su pasado románico o incluso tal vez... de otros tiempos más románticos, ¿quién sabe?. No sé si tan siquiera su altiva espadaña conserva algo del porte original de épocas del estilo románico...

Allá por los tiempos del medievo, en la zona alta de la localidad, la Orden Monacal de San Juan de Jerusalén construyó junto a esta iglesia un castillo y un hospital de peregrinos. Los monjes decidieron asentarlo en este privilegiado enclave del municipio, pues desde este lugar dominaban buena parte de la senda del Camino de Santiago. Pero hoy, en este paraje... si buscas románico... te encontrarás, curiosamente, con la Casa Consistorial y con un pequeño Museo Etnográfico Municipal en espera de mayores dotaciones para alcanzar su máximo esplendor.

Arco Medieval, al fondo la ermita del Castillo
Iglesia Santa María del Castillo
Otro de los restos románicos de los que bien puede presumir Támara, lo encontraremos en la iglesia de San Miguel. Este templo formaba parte del Monasterio advocado a dicho santo y de cuya datación se tiene constancia ya desde el siglo X. En la actualidad, los restos románicos se limitan a una parte de su torre, construida en el siglo XII y en cuyos primeros vanos podemos atisbar la mano del tallador-arquitecto que diseñaba ya por entonces con un claro sabor románico en la comarca. Pero, como no solo de románico vive el hombre, una vez que has visitado dichos templos, vuelves al lugar en donde un día  tu corazón quedó sobrecogido por tan monumental obra: la iglesia de San Hipólito el Real, sobrecogedora, como bien la definió aquel día mi buen amigo guardense.

Iglesia de San Miguel
Torre de la iglesia de San Miguel
Y una vez de nuevo en el lugar, vuelves y vuelves a preparar el visor de la cámara, pues siempre te queda un rincón por descubrir, admirar, fotografiar... Támara es un lugar especial, junto con el pueblo de Ampudia y mi villa natal, Guardo, en mi opinión, son tres lugares sin igual. 

En este reportaje, no puedo dejar de nombrar a Concha Gallardo García, su Alcaldesa. Concha es mucho más que eso, que no es poco en un pueblo tan pequeñito como este; es en realidad la auténtica custodia del patrimonio tamaronés. Una vida entera dedicada a su pueblo, siempre dispuesta, siempre amable y siempre con una sonrisa en sus labios dispensa y atiende cualquier visita. Ama a su pueblo como nadie, difícil es de imaginar una simbiosis cultural, administrativa, turística y personal como la surgida entre ella y el pueblo de Támara. Conoce a la perfección la intensa historia del municipio y orgullosa lo narra. Vive plenamente entregada a una causa que es digna de admirar y recordar, divulgar el inmenso patrimonio de su localidad. No puedo más que estarle profundamente agradecido y aunque yo no sea tamaronés, no puedo dejar esta ocasión para dedicarla digna mención, pues la labor que esta gran mujer realiza es de alcance provincial e incluso nacional y me quedo corto. Espero sepamos reconocerlo y compensarla algún día. Yo por mi parte, a su disposición me tiene.

Gracias a su generosidad, pude obtener estas fotografías esféricas que hoy incorporo a este reportaje y así completar aquel artículo que en este mismo blog dedique a la siempre eterna y dispuesta Támara de Campos, disfrútala: 


Va por ti, Concha. Palencia, un gran museo al aire libre.

Fotografía esférica en 360º del interior de la iglesia de San Hipólito el Real, gírala con el ratón:



Fotografía esférica en 360º del exterior de la iglesia y  ermita,  gírala con el ratón:








Fotografías propias previamente retocadas
Mi blog de fotografía: 


3 comentarios:

ESCRITOR&HOTELERO dijo...

Eduardo ya he dejado parte de mi comentario en Googel plus, dandote animos para que sigas deleitandonos con tus relatos "mochileros". Te apunto (con permiso) un comentario de personas del lugar que me lo relataron asi. En la parte baja de la población y en unos jardincillos que hay (creo es la salida de la carretera hacia Astudillo), existe un circulo de piedras puestas en pie, que era donde según me indicaron, se reunian en danzas tribales los "Vacceos", pobladores en aquellas fechas, de Támara, para invocar a sus dioses y que les concediesen la victoria en sus luchas contra el enemigo. Dixit ¡¡¡

Rick van der Hamel dijo...

Me encanta tu entrada pero la iglesia que se utiliza como ayuntamiento se llama el castillo porque en su momento lo fue, de San Juan de Jerusalen, su verdadero nombre, no se llama Santa María del Castillo,esa advocación no ha existido nunca para ese templo.

Eduardo Gutiérrez Pérez dijo...

Gracias por vuestros comentarios y aportaciones. Saludos cordiales

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