La localidad terracampina de Palencia, Frómista, es un cruce cultural de historia viva auténticamente privilegiada. En ella, se asientan, hermanados en un mismo punto, devoción, patrimonio, arquitectura y modernidad. Los peregrinos y andantes del Camino de Santiago que atraviesan de este a oeste con esfuerzo... mucho esfuerzo, pero siempre esperanzados, el latiente corazón de la provincia de Palencia en busca de unos momentos intrínsecamente divinos, encuentran en Frómista el lugar cúspide donde la devoción y el esfuerzo realizado se ven plenamente recompensados, gracias a la magia que desprende esta bella localidad de Palencia en cualquiera de sus bellos rincones.
Cuando Doña María de Castilla ordenó construir la iglesia de San Martín, en la segunda mitad del siglo XI y en un principio adosada al desaparecido monasterio Benedictino del municipio, estaba escribiendo con letras de oro, tal vez sin ser consciente, una página única, excepcional e irrepetible en la historia de las construcciones románicas con más connotaciones reales y de clara influencia del aporte dinástico español; San Martín es, en definitiva, la obra cumbre del románico español, sin ningún tipo de dudas ni discusión.
San Martín de Tours es a Frómista, lo que el Canal de Castilla, a su paso por dicha localidad, es a toda Castilla y León. El canal es el mayor exponente de obra civil, patrimonial, arquitectónico y modernidad de nuestra comunidad, con permiso de las innumerables joyas culturales que esta alberga. El Canal es la obra de ingeniería civil por excelencia y Frómista ostenta uno de sus mayores legados, significado en sus excepcionales esclusas consecutivas -convertidas prácticamente en una- construidas para salvar los desniveles fluviales de la época. Esclusas que son, a su vez, según mi opinión, las mejor conservadas dentro de esta ingente construcción hidráulica de la ilustración española de mediados del siglo XVIII.
Pasear ribera arriba por las esclusas 17, 18, 19 y 20, en su término municipal, es un lujo para los sentidos. Escuchar en silencio el sonido de sus aguas es una experiencia única que solo lo puede ofrecer la cuádruple esclusa de Frómista. Contemplarlas con detenimiento, es trasladarse aquellas épocas en las que el hombre comenzaba a interpretar la necesidad de construir magnánimas vías de comunicación, que propiciasen el desarrollo y evolución moderna. Asimismo, en Frómista, deleitarse con la gastronomía en los hostales y mesones dedicados al peregrino y visitante es una auténtica delicia para el paladar. Y el olor a aroma libre que desprende su extensa llanura terracampina, es un canto a la libertad más profundo encarnado en el sobrio hombre de estas tierras castellanas. En Frómista, la divinidad puso el dedo sobre sus coordenadas geográficas en busca de todos estos sentidos... a veces perdidos.
Pero Frómista no solo es la Iglesia de San Martín. A tu paso por este pueblo tipicamente palentino, no puedes dejar de visitar la iglesia de Santa María del Castillo, que luce un portentoso estilo gótico-renacentista y que en la actualidad alberga un espectacular montaje multimedia denominado "Vestigia, Leyenda del Camino", presentación realizada por la omnipresente Fundación Santa María la Real, en su extraordinario empreño por preservar, divulgar y difundir nuestro legado histórico. O la Iglesia de San Pedro, construida en el siglo XV y otras joyas que esta alberga... por supuesto que hay más, pero en honor a la verdad, es tiempo y momento para que lo descubras por ti mismo.
Frómista no te defraurará, al contrario, encontrarás en esta localidad el camino que en ocasiones hemos perdido en nuestro labrado y duro paso por el tiempo y que la cruda realidad se encarga de cincelar en nuestro día a día.
Palencia, un gran museo al aire libre.
Fotografía y texto propio, previamente tratadas y retocadas.
Encontrarás mi portafolio fotográfico en: La mirada en el tiempo
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