Sí, tengo que admitirlo, la he sido infiel... una vez más. Hasta ahora, solo tenia ojos para ella; y ella, testigo impertérrito de mi continuo deambular por sus alrededores... tal vez aún no sea consciente de ello. También sé... que ella tiene innumerables pretendientes, alguno increíblemente constante en su empeño... e incontestable a su paso... el Carrión, pues por algo es llamada "la novia del río" (La Iglesia de San Miguel de Palencia), aunque este "insalvable" motivo, no sea la principal, ni la más importante razón del por qué mis ojos están ahora, a la par, cautivos de otra.
Todo esta historia de amor imposible, empezó el día que me acerqué hasta la localidad palentina de Villamuriel del Cerrato. Nada más cruzar su estiloso puente de piedra, de principios góticos con once ojos que salvan la aguas del Carrión y uno de los puntos neurálgicos de entrada a esta hermosa villa castellana, no pudo ser de otra forma, ocurrió lo inevitable, aunque era la primera vez que nos encontrábamos... el feeling surgió al instante. Y eso que mi buen amigo Angel, el párroco de la localidad y de su Iglesia, advocada a Santa María la Mayor, ya me había advertido de ello. En cierta ocasión me confesó: "es hermosa, increíblemente cautivadora... cada vez me gusta más". Pero nunca pensé... que tan a primera vista incidiera en mí con tan arrebatadora fuerza, aunque la enorme diferencia de edad, la inmensa cantidad de pretendientes y su estado inamovible, consagrado a fines infinitamente mayores, parecían una cuestión verdaderamente insalvable.
Sus más de 800 años de viva historia, no parecen haberla hecho mella, aunque... tal vez sí, pues guarda celosamente muchos secretos, aun así, se mantiene orgullosa en la zona altiva del pueblo. En cierta ocasión, cuando entre ella y yo comenzaron a surgir momentos de indudable confianza, esta, dejando a un lado su discreción, me susurró que no siempre fue tan bella y esbelta, pues, en su juventud, aunque confesaba que ya estaba entrada en cierta edad... lloró irremediablemente de pena... cuando la mano más sangrienta del hombre de la época... pagó sus deudas con ella. Me contaba, sin lamentos y ante aquel impresionante silencio... "que... por allá, en los años centrales del medievo, en la época de la Castilla Comunera, y aunque siempre mantenía sus mejores galas, impregnando en dichas tierras su aspecto más guerrero, sus piedras se desangraban saltando en el vacío a golpe del estruendo, cayendo amortecidas sobre la espesa llanura de estas tierras cerrateñas". Tanta infamia, lanzada sobre su vestido de seda, no ha impedido que, ahora, muchos cientos de años después, vista sus mejores galas de nuevo... ante cualquiera, y dispuesta, siempre eterna, a seguir alumbrando desde su imponente torre a toda esta bella comarca cerrateña bañada por las aguas propias del Carrión y también, en parte, por las prestadas a su Canal de Castilla, pues por algo la llaman, bien merecidamente, "El Faro de la Meseta" que a ambos cauces mece con enorme sutileza.
Es verdad que en mi primera visita fui buscando una edificación eclesiástica al estilo artístico románico, más propio del genuino patrimonio palentino de dichas épocas, pero en cuanto estás a sus pies, eres consciente que hay algo más, que dicho templo conjuga a la perfección los diferentes estilos artísticos acontecidos a lo largo de su historia. Según te acercas... tu mirada, en un principio, se concentra en la imponente torre campanario que luce orgullosa sobre la meseta, pues hay que decir, que esta se hace patente desde cualquier punto de la localidad cerrateña desde el albor hasta la puesta. Pero inmediatamente, tus sentidos, todos, menos el del tacto por razones obvias, se concentran en observar el bellísimo cimborrio que corona su crucero central, estructura de forma octogonal, inspirado en un tardío románico con clara transición al protogótico que su cantero con mano acertada quiso perpetuar.
Su inmensidad está perfectamente significado en su aspecto fortificado. Como almenas que apuntan al cielo, surgen de su cabecera dos curiosas "torrecillas" que coronan impertérritas su ábside. Leyendas de hoy y de antes sitúan en estos lares a la Orden del Temple y a sus Caballeros Legendarios, bien en su estado más guerrero o bien en su más intensa vocación a la vida del monasterio, esto sería perfectamente posible, pues no es el primer templo palentino al que dicha orden dedicó sus dineros. Y sino que se lo digan al párroco de la también monumental Iglesia de Villalcázar de Sirga, que bien presume de esto.
Pero si por fuera impresiona, espera a adentrarte en sus entrañas. De lo primero que te das cuenta es de que posiblemente el templo haya tenido diferentes accesos a lo largo de los tiempos. En la actualidad, la entrada habitual, o cuanto menos la que yo utilicé para adentrarme en la iglesia, se hace desde la fachada norte, aunque tiene otro acceso principal en el poniente del templo, zona noble de la iglesia desde el que puedes observar más detalladamente su esbelta torre. Una vez dentro, descubres una impresionante edificación de tres naves que inspira grandiosidad y una sutil espiritualidad. Es un auténtico lugar de poder, los sentimientos se encogen y fluyen sobre el cuerpo buscando el centro del interior de la nave central para quedar atrapados en el crucero que soporta a su hermoso cimborrio. El arte inunda sus paredes, cualquiera de ellas, mires a donde mires, a la Epístola, al Evangelio, varios retablos y tallas de gran valor se pueden observar con detenimiento en cualquiera de sus sagradas paredes. Y algo curioso para el visitante, pues observará sin desdén una excelente maqueta del templo, situada justo enfrente de la entrada del poniente.
En definitiva, un increíble templo que tienes ante tu vista, ubicado y consagrado en una de las localidades más emblemáticas del Cerrato Palentino y que encontrarás sin ningún tipo de pérdida a escasos siete kilómetros de la capital. Esta declarado Monumento Histórico Artístico desde el 3 de junio de 1931. Es una de las más emblemáticas joyas del patrimonio eclesiástico de esta gran provincia... y eso que tiene clara competencia. Un templo, cuyo párroco, Angel Aguado, no solamente dedica su tiempo a cuidarlo, mantenerlo, explicarlo y enseñarlo si es preciso, sino, también, lugar dedicado para transmitir la fe en el visitante que Don Angel generosamente presta diariamente con ese halo de espiritualidad, vocación y gran bondad que le caracteriza... del cual todos los villamulerienses pueden presumir y que durante algún tiempo los guardenses también fuimos testigos de ello. Gracias Angel por tu paciencia y mis disculpas a la bella y hermosa torre palaciega de la también increíble Iglesia de San Miguel de Palencia, pero que aprenda que no está solo ella ni que es la única, que tiene sana competencia.
Visita virtual del interior de la iglesia. Clic con el ratón y gira en todas las direcciones:
Más fotos de esta espectacular iglesia:
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Esclusa de Villamuriel. Harinera |
Fotografías propias previamente retocadas
Mi blog de fotografía:
2 comentarios:
Eduardo, es muy interesante la vena literaria que florece en este artículo sobre Sta María La Mayor de Villamuriel. Persevera.
Me encanta ire à visitarla en las proximas vacaciones
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