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Guardo, en el corazón del Viejo Camino de Santiago

Guardo
El Viejo Camino de Santiago, Ruta de la Montaña, es en la actualidad una realidad verdaderamente digna de descubrir. A su paso, encontrarás un excelente patrimonio, enmarcado entre lares que presumen de una portentosa naturaleza.

En el año 813 de nuestra era, un ermitaño llamado Pelayo observó una extraña lluvia de estrellas sobre uno de los altozanos del bosque Librodón, en un insólito y bello  paraje de tierras gallegas conocido como Solovio, comarca en la que el ermitaño prodigaba su vida en soledad, entregado a Dios. Raudo y veloz, el ermitaño fue en busca del obispo Teodomiro -prelado de la época de lo que hoy es la localidad de Padrón- para así contarle el extraordinario suceso que acaba de acontecer. Al amanecer, nuestro ermitaño regresó al lugar junto con el obispo Teodomiro, donde descubrieron el sepulcro del Apóstol Santiago. 

Dicha época se convirtió en un momento trascendental para la historia de la cristiandad. Desde entonces, el peregrinaje a la tumba del Apóstol Santiago fue una realidad constante. Una de las rutas más populares en aquellos albores del peregrinaje a Santiago de Compostela era la Ruta de la Montaña, hoy más conocida como "Viejo Camino de Santiago"... y también como el Camino Olvidado. En nuestra provincia, dicho recorrido transita por las localidades de Aguilar, Cervera, Santibañez, Guardo... Hoy dicha ruta ostenta un excelso patrimonio... y todo ello en plena Montaña Palentina, que es de visita obligada como muestran... las siguientes fotografías

Eremitorio de San Vicente. Cervera de Pisuerga

Ermita del Cristo. Guardo

Pila Bautismal Románica. Guardo

Monasterio de San Román de Entrepeñas. Santibañez de la Peña

Palacio Barroco. Guardo

Monasterio de San Román de Entrepeñas. Santibañez de la Peña

Monasterio de San Román de Entrepeñas. Santibañez de la Peña

Aguilar de Campoo

Aguilar de Campoo

Pisón de Castrejón

Pisón de Castrejón




Y el hombre cumplió años... Toro, la ciudad colegiada, muestra también el patrimonio palentino


Internet ofrece innumerables posibilidades, entre algunas de ellas, la posibilidad de conocer lugares sin tan siquiera haber estado presente en el sitio en cuestión. Hubo un tiempo en que este bloguero se dedicaba a viajar a través del Google Earth y por extensión con el Street View. Viajes de salón que, cuanto menos, me permitían explorar lugares a los que difícilmente podría aventurarme a llegar. Pero es verdad que estas posibilidades que ofrecen la nuevas tecnologías no deben suplir en ningún caso la visita a aquellos lugares emblemáticos que tenemos a tiro de piedra y menos aun... si estos son sede de un acontecimiento de primer orden como son las Edades del Hombre.


La verdad que aún tenía en mente la extraordinaria torre cimborrio que luce la Catedral Vieja de Salamanca. Mis años estudiantiles en la capital del Tormes, en los primeros años de los setenta, consiguió, ya de aquellas y casi sin ser consciente, mi conversión en un ferviente amante del románico. La Torre del Gallo, cuya datación se entremezcla con los inicios del gótico -sobre todo en las grandes capitales castellanoleonesas- en aquellos años de mi juventud dejaron en mí una profunda huella, entre otras cuestiones por su extraordinaria belleza.

Pero en honor a la verdad, la ciudad zamorana de Toro había pasado para mí desapercibida. Y eso que había visto innumerables fotografías en Internet de su espectacular colegiata, Santa María la Mayor. Y salvando las minuciosas diferencias, cuando vi en vivo su espectacular cimborrio, ¡cuánto me recordó a la vieja catedral salmantina, qué tanto recorrí por sus aledaños y tantos recuerdos me trae! Fue como un regreso al pasado en el que pude visualizar al mismo tiempo... el espectacular cimborrio de la colegiata de Toro y la bellísima torre cimborrio de la catedral salmantina.


Tengo que reconocer que la ciudad de Toro me sorprendió. Sus calles bien cuidadas, sus monumentos de gran valor patrimonial. El Alcázar, la Colegiata, la iglesia del Santo Sepulcro, la Torre del Reloj... las extraordinarias vistas desde el Paseo del Espolón, desde donde se puede admirar el río Duero y toda su vega, salvada por el Puente Mayor. Pero en esta ocasión mi visita estaba centrada en las Edades del Hombre, con el sobre-título de AQVA, un homenaje en toda regla al agua bendita del Bautismo. Además, me había picado el gusanillo una conversación con Concha, la alcaldesa de Támara de Campos, cuando en una de mis vistas a la impresionante iglesia de Támara esta me indico que una de las piezas que faltaba en uno de sus retablos había partido con destino Toro para destacar entre todo el excepcional arte que allí se iba a exponer: el relieve del Bautismo de San Hipólito, que junto con otras cuatro piezas del arte palentino: una pila de agua bendita de Población de Campos, una naveta de la catedral, un pontifical del Diocesano y un juego de aguamanil proveniente de Ampudia, forman un quinteto digno de admirar en la hoy capital del arte religioso: TORO. Por supuesto, no hay fotos de dichas joyas pues hay que respetar las normas. Os esperamos en el 2018 en Aguilar de Campoo.
































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Verde que te quiero verde... en el nombre de San Juan


Como si de dos inseparables hermanos se tratara, Intorcisa y Muñeca - Muñeca e Intorcisa, afrontados el uno al otro a oriente de la localidad palentina de Guardo, comparten el casi olvidado apellido... de la Peña. Dos pueblos históricos de la Montaña Palentina, que bien pueden presumir de una profunda e intensa historia y latente patrimonio. Hoy ambas localidades comparten destino con su capital administrativa: Guardo.

La iglesia de San Juan Evangelista -conocida popularmente como iglesia de San Juan "el verde"- está situada sobre un altozano, bajo la protección de las primeras estribaciones de la Montaña Palentina, Intorcisa, el pueblo, hoy pertenece al municipio de Guardo. La iglesia, aunque con diversos añadidos y reformas varias, posiblemente date de tiempos del protogótico (finales del románico, inicios del gótico), aunque es difícil de catalogar su fecha de construcción. Consta de una sola nave y en su altar luce un hermoso retablo con columnas de estilo salomónicas, que merece la pena visitar.


El mencionado estilo salomónico se popularizó en España durante la época del barroco, sobre todo en los siglos XVII y XVIII, aunque la inspiración de este singular estilo date de época romana. Se caracteriza por lucir columnas cuyo fuste se esculpe helicoidalmente y se decora con una temática vegetal. Las columnas del retablo de la iglesia de Intorcisa ostentan con pleno vigor este curioso y bello estilo. Asimismo, podemos observar en esta coqueta iglesia una curiosa pila bautismal...¿románica? -así se indica en la placa descriptiva ubicada en el atrio y que detalla las características más destacadas de la iglesia-.


En este aspecto, claro está, no dudo que el lector habitual de este blog pueda llegar entender como, al leer con toda mi sorpresa tal descripción, relativa al estilo artístico de la pila bautismal de Intorcisa, se genera en este bloguero cierta inquietud, bueno... cierta no... mucha, pero que mucha inquietud. ¿Cómo es posible que se haya escapado al objetivo de mi cámara fotográfica tan magnánimo detalle? ¡Restos de mi idolatrado románico a escasa distancia de mi pueblo natal!, -o mejor dicho, dentro del término municipal de mi pueblo natal-. Habrá que investigar más a fondo esta cuestión, pues a día de hoy, no he encontrado ninguna referencia que razone la datación de tan hermosa pila bautismal... pero aún tenemos camino por andar.


Hoy, la pila está situada en una oquedad en el lado del evangelio, justo enfrente de la puerta de entrada. Se observa claramente que no fue su lugar original. José Velez, al cual tengo que agradecer su amabilidad y disposición para enseñarme la iglesia, me cuenta, entusiasmado, que la pila estaba hace unos veinte años en esa misma oquedad, pero totalmente tapiada y arrinconada, hasta que en los años noventa se recuperó, dando visibilidad a dicho rincón, adecentando el lugar, para hoy poder admirar dicha pieza con toda su plenitud. Para algún especialista, cuanto menos el que tuvo el detalle de referirlo en el dichoso cartel de la entrada, nuestra pila bautismal es de estilo románico, curiosamente, su piedra está totalmente lisa y no ostenta ningún motivo labrado sobre su superficie, lo que hace muy difícil su datación, pero esto no le resta ni un ápice de interés. Hay que destacar el curioso tapón del cuenco de la pila bautismal, en el cual se sitúa una concha para impedir el derrame del agua bautismal... santo y seña del peregrinaje por el "Viejo Camino de Santiago", que estos lares atraviesa, acercando a los devotos en su trayectoria hacia Compostela.