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Moarves de Ojeda... el pórtico románico que anuncia lo que descubrirás a los pies de la Montaña Palentina


La iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda es excepcional. Pero qué digo, no, no, es única. Es una joya del románico rural palentino que aletarga los sentidos y enmudece la más airosa exclamación, emitida por el amante de este estilo arquitectónico a la vista de esta magistral obra, edificada durante los duros y difíciles tiempos del medievo en estos mágicos lares.

No pasa desapercibida para el viajero... que encamina entusiasmado su destino hacia la Montaña Palentina en busca de tranquilidad, arte, cultura y naturaleza en su estado más puro. Y es seguro que, a escasos kilómetros de las altas cumbres de este idílico paisaje, se detendrá atraído por una inexplicable fuerza, que le engulle y le arrastra hacía el muro sur de esta edificación meramente eclesiástica... templo histórico sin discusión, cuya impertérrita fachada vigila estrechamente al mediodía... Cuando atónito la observa y alza su vista sobre su rojizo pórtico, en ese mismo momento, comprende que es la mano diestra del excepcional Pantocrátor, que luce en su portada escoltado por un apostolario tallado sobre su canto... quién de verdad le ha encaminado a su destino... susurrándole al oído: "detente en tu camino, verás y entonces comprenderás..."


A Moarves se llega, desde Santander o desde Palencia, a través de la autovía de la Meseta A-67. En el caso concreto de que nuestro punto de referencia sea la capital de la provincia palentina, a la altura de Herrera de Pisuerga, debemos dejar la autovía y dirigirnos en dirección Cervera de Pisuerga por la carretera Provincial 227. Antes de adentrarnos en plena comarca de la Ojeda, divisaremos el espléndido templo de la localidad de Villabermudo: la iglesia de Nuestra Señora de la Asumción (ver en este enlace), a su vista, seremos conscientes, desde el primer momento, del extraordinario legado románico que en estas bellas tierras palentina nos vamos a encontrar.


A pesar del gran patrimonio que ostenta esta comarca palentina, la iglesia de San Juan Bautista de la localidad de Moarves destaca, en mi opinión, sobre todas las demás construcciones eclesiásticas de la zona, su excelente y laureada fachada sur, la mesa del altar y la pila bautismal mucho tienen que ver en ello. Y eso que hablamos de una comarca portentosa en patrimonio: Perazancas, San Andrés del Arroyo, en Santibañez de Ecla, Santa Eufemia de Cozuelos, en Olmos de Ojeda, etc., pueblos y lares emblemáticos que son visita obligada a realizar... si lo planificas con tiempo prudencial; convirtiéndose dichos lugares en buena muestra de esto que aquí mismo expreso. Es imposible una vez que estás en ruta que la iglesia de Moarves pase desapercibida, pues en plena carretera, dirección norte, el conductor y pasajeros, a la altura de dicho templo, tienen tiempo sin modificar su trayecto para contemplar perfectamente su majestuosa fachada sur e, incluso, como previo aviso de detención en el pueblo, la parte absidal de este bello templo se resuelve en la estrechez de dicha senda. La parada es obligada por mucha prisa que tengas. Algo te atrae que te obliga a dejar atrás los compromisos adquiridos y robarle unos minutos al tiempo, nunca perdido, para admirar tanta belleza. 

Será tal vez su friso, donde en su centro luce un excepcional e irrepetible Cristo en Majestad, obra tallada sobre la piedra rojiza de la tierra que impresiona mientras contemplas los imposibles pliegues realizados sobre su túnica por la mano experta del maestro cantero. O tal vez... será su todo conjunto, enmarcado sobre su fachada meridional, que transmite un aspecto verdaderamente sobrenatural y que fue perfectamente definido en su día a su paso por estas tierras por Don Miguel de Unamuno, como "Encendida Encarnación". Y yo me permito la licencia de añadir: que en todo aquel que observara... tanto arte cincelado sobre el duro y rocoso canto... en sus propias carnes sentirá las manos del maestro escultor recorriendo su piel, arrancándole irremediablemente un suspiro de rojez. Bajo el friso y como elemento decorativo de sujeción, aún se conservan dos curiosas ménsulas en perfecto estado de conservación. El motivo del tallado de una de estas... obsérvala con especial atención... pues te retrae a los ya olvidados en la memoria... aquellos tiempos de maestra y pupitre de la más tierna y dulce infancia.


Pero son muchos más los detalles a observar en este emblemático templo. Sus capiteles están decorados con diferentes escenas que representan animales, hombres, vegetales e incluso músicos, entre otros variados y curiosos motivos típicos de la época, que destacan por la viveza de su tallado. Las dos ventanas de su fachada sur, aunque eclipsadas por tanta explosión de belleza próxima a estas, no deben pasar desapercibidas para el amante de esta composición y es obligado su detallado miramiento e interiorización, pues realmente realzan el conjunto de una forma extraordinariamente singular. El Tetramorfos labrado sobre su friso escolta al Cristo en Majestad, prestando al conjunto una dimensión verdaderamente impresionante. En su hastial de poniente, en estado de divino alumbramiento y alejado de los miles de peregrinos en busca del santo del océano atlántico, encontraremos la típica espadaña característica de toda esta comarca palentina, realizada en piedra de sillería, luciendo en su seno dos vanos o troneras, donde alojan sendas campanas que dedican su repique al anuncio puntual del inicio del culto. Espadaña, de planta constructiva habitual y elevación sobre el edificio de sencillo ornamento, cuya liviana imagen ofrecida al visitante no le resta ni un ápice de encanto a este hermoso templo de Moarves.


Pero aún quedan muchas más sorpresas por descubrir. Explosionan visualmente por si solas  una vez que te adentras en su interior. Tengo que decir, que después de un buen rato deambulando por las solitarias calles de la localidad, encontré a quien me abriera de par en par las puertas del templo, franquear tan bello pórtico, acariciar la espiritualidad del momento y sentir en mis propias carnes el recogimiento que se respira en su interior. Esta emotiva sensación la intuyes ya con anterioridad, mientras estás fotografiando la fachada del edificio... el silencio que se palpa extramuros de la iglesia se contagia a intramuros en este lugar tan especial. 

Todo su interior es una auténtica joya del románico rural palentino, en esto hay poca discusión. Lo primero que visualiza tu retina en el mismo momento en que las neuronas del cerebro se disponen a procesar y reflejar la zona absidal del templo, es su pila bautismal. Está ubicada a la derecha de la mesa del altar, por cierto, ornamentada con un encanto especial, pero no sé si fue su enclave inicial, pues no parece el lugar del baptisterio original. Mientras atónito la admiras, eres plenamente consciente de que el arte se ha reencarnado en vida sobre la piedra de labra en tan impresionante obra arquitectónica de nuestros ancestros. Catorces magistrales figuras rodean el consagrado recipiente que recoge el agua bendita derramada sobre la piel incipiente del nacido, que inicia al neonato en el misterio... mientras, a su lado, otros ocupan su tiempo en descubrir quién es la idolatrada figura "sobrante" en dicha talla. 


La familia Santos custodia las llaves de la iglesia desde hace más de 200 años, son los auténticos custodios del patrimonio románico de Moarves. Santiago me enseñó encantado, y tan entusiasmado como yo, la iglesia. Me fascinaron sus explicaciones, sobre todo las relativas a la pila bautismal. Se emocionaba al comentar, con orgullo, que un miembro de su familia fue el primero en darse cuenta del curioso detalle descrito anteriormente, el de las catorces figuras talladas en la antigua roca, ahora convertida en recipiente de agua bendita. Si atendemos a la tradición eclesiástica, en el sentido de entender el apostolario en doce miembros, y comprobamos que la decimotercera figura labrada es el Cristo en Majestad, a quién corresponde la decimocuarta imagen. 

En definitiva, a partir de ahora, para resolver de manera fidedigna estas cuestiones, recurriré a mi buena amiga Cristina Párbole, gran amante del románino norte y experta en estas lides: "hay interpretaciones para todos los gustos. En uno de los libros dedicados a la iconografia de las pilas bautismales, se dice que son los 12 apóstoles, Cristo en Majestad y Maria. Pero por su parte, están los que dicen que serían los 12 apóstoles, Cristo y el encargado de realizar la pila, no es raro que en las pilas aparezca el cantero de esta, como se indica en la de Cillamayor". Dicho esto, ya solo me queda decirte lo siguiente: vete a visitarla y quédate con la conclusión que tú mismo consideres más oportuna...

Palencia, camino del más bello románico.

Vista virtual en 360º del interior de la iglesia. Girar con el ratón:








Fotografías propias previamente retocadas
Mi blog de fotografía: 


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