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La Iglesia de Santa Eulalia, Paredes de Nava, donde duerme el talento de Pedro Berruguete


Paredes de Nava es uno de esos pueblos perteneciente a la comarca terracampina de Palencia, que cada vez que tienes la ocasión de volver a pasear por sus calles... no deja de sorprenderte... pero que muy gratamente. En sus calles se respira, en cada unos de sus hermosos y bucólicos rincones, el inmenso legado artístico que tiempo atrás impregnaron en esta noble villa sus más reconocidos e ilustres personalidades. El aún presente espíritu artístico y cultural de tan prestigiosos antepasados, inspira en el visitante una curiosa sensación de estar en un lugar increíblemente cargado de historia, que emana del talento de sus extraordinarias personalidades. Paredes de Nava es la casa de Pedro Berruguete y, a su vez, es el lugar en donde guarnece parte de su impresionante obra. Es también cuna de otros ilustres personajes de la historia escrita de la localidad, cuyo máximo exponente está significado en el gran Jorge Manrique, destacado poeta de la Baja Edad Media muy ligado a la villa paredeña.

Pero no solo Pedro Berruguete es uno de sus más prodigiosos lugareños, a su vez, esto mismo concurre en alguno de sus descendientes más directos, sobre todo, en Alonso hijo, otro Berruguete de excepción. Ambos son parte ineludible de la historia viva de la localidad. Son causa significada del legado dejado por ellos, permaneciendo en la memoria de los tiempos y escribiendo con letras de oro el día a día de esta emblemática localidad palentina. Los Berruguetes mantuvieron en Paredes de Nava uno de los talleres artísticos más prestigiosos de la antigua Castilla. Su innata habilidad para las técnicas pictóricas y escultóricas ha quedado constatado entre los muros del excepcional templo de la villa paredeña, al cual está dedicado este humilde artículo.


La Iglesia de Santa Eulalia está situada en pleno corazón del casco histórico de la villa, en la popular Plaza de España de dicha localidad. Es muy agradable comprobar, al pasear por las tranquilas calles del pueblo, como el entorno urbano y las colindes de este magnífico templo está perfectamente urbanizado y como su acertada adecuación urbana ha buscado resaltar la increíble belleza de su imponente torre... tan amplia plaza, los aficionados a la fotografía lo agradecemos enormemente. A los pies de esta hermosa iglesia encontraremos el Monumento a Jorge Manrique, una alegoría y homenaje de la villa paredeña a uno de sus más queridos y destacados hijos.

Contemplar... ensimismado... la esbelta torre del templo, que preside esta plaza de la localidad... impresiona. Si la observas con detenimiento, podrás comprobar la transición arquitectónica que los diferentes estilos artísticos han impregnado en el templo; dejando una hermosa huella en sus piedras a lo largo del tiempo y que ahora podemos contemplar y admirar. Su torre es buen testigo de ello. Su base se levanta sobre el antiguo campanario de su predecesora, posiblemente una ancestral iglesia románica, cuya base sirvió de arranque para el nuevo templo; de hecho, sus primeros niveles dejan buena huella de tan laureado estilo artístico. Esta ingente obra culmina en una impresionante cúpula de estilo mudéjar, construida en ladrillo y baldosas esmaltadas de colores, que brilla con luz propia sobre el cielo de buena parte de la comarca terracampina palentina; por esto... y por mucho más... es Monumento Nacional desde al año 1962.


El interior del templo es sublime. Sus dimensiones son catedralicias. Nada tiene que envidiar a los bellas iglesias de poblaciones vecinas, como Támara, Amusco, Santoyo... por poner algunos ejemplos. Bien podríamos encuadrarla en la "Ruta de la Iglesias Catedrales" de esta nuestra tierra palentina, pues no desmerece en nada esta adjetivación. Lo primero que llama poderosamente la atención, según te adentras en la iglesia, es su impresionante órgano. Es de estilo barroco y está situado en la nave central del templo, en el lado del evangelio. Pero inmediatamente todos tus sentidos se dirigen hacia el altar mayor, donde presidiendo la cabecera del templo, encontrarás uno de los retablos más bellos y laureados de toda la comarca, en él... está intrínseco el espíritu de la casa de los Berruguete. Es toda una conjunción de devoción pictórica y escultórica como nunca había visto. Es el arte escenificado en su mejor expresión y al servicio de los los más profundos sentidos del hombre. Y para finalizar, como ya es habitual en mis artículos, de nuevo lo cuento, no soy especialista en arte, por eso te recomiendo... que si lo que buscas es un detalle específico de sus ornamentos y estilos artísticos... no sigas leyendo a este humilde bloguero, pues yo no te lo puedo ofrecer características técnicas del arte en cuestión. En dicho caso, acércate a Paredes de Nava, pregunta por Cristina Gutiérrez Aguirre y escúchala con atención, seguro que te impregnará toda la sabiduría que ostenta... sobre esta hermosa y bella iglesia.

Palencia, un gran museo al aire libre.











Fotografías propias previamente retocadas
Mi blog de fotografía: 

Volver, volver y volver... a Támara de Campos de nuevo otra vez

Vista panorámica de Támara. San Hipólito el Real, Iglesia Santa María del Castillo
Hace mucho tiempo que tenía almacenada en mi mochila una asignatura pendiente, bueno, en realidad más de una, pero esta que aquí quiero detallar, está intrínsecamente ligada a mis más profundos sentimientos: volver a Támara de Campos para visitar los vestigios del legado románico que ostenta esta hermosa localidad de Tierra de Campos, principalmente representados en la iglesia de San Miguel, y en la iglesia de Santa María del Castillo. De esta forma, en mi foro interno acallaría las innumerables promesas a mí mismo realizadas y así poder completar la sección de este blog titulado: "Palencia, camino del más bello románico". Asimismo, ¿por qué no?, si la cosa se terciaba, mi segunda intención era realizar una fotografía esférica en 360º (Photo Sphere) del interior de la iglesia de San Hipólito el Real... siempre majestuosa, siempre dispuesta.

Pero cada vez que vas a Támara de Campos... la cosa se complica, pues... es tanto el legado histórico que descubres en esta localidad palentina... que el tiempo empequeñece... de tal forma... que todo el tiempo del mundo es bien poco para disfrutar del patrimonio artístico y cultural que ofrece al visitante este impresionante municipio. De verdad, una vez en las calles de la localidad, ¡qué se pare el reloj, por Dios!

Además, en Támara de Campos vas de sorpresa en sorpresa, pues en mi última visita, nada más adentrarme en el interior de la iglesia de San Hipólito el Real, coincidí con un entusiasmado grupo de Guardenses, disfrutando como niños... y con niños de esta maravillosa obra arquitectónica del más preciado patrimonio palentino. Después de recorrer amena e instruidamente el excepcional templo en compañía de mis paisanos, y mientras escuchábamos las magistrales explicaciones que sobre la iglesia nos reportaba Concha ("custodia" por excelencia de esta joya palentina) pude escuchar atónito la esclarecedora expresión de uno de mis buenos compañeros de visita: "esta iglesia, que parece una catedral por su dimensión y belleza... sobrecoge". La acertada expresión lo dice todo sobre San Hipólito el Real. Gran verdad. Este reportaje va también por vosotros, Guardenses.

Interior de San Hipólito el Real. Guardenses en estado puro
Nuestra visita al casco histórico de Támara hay que iniciarla por donde posiblemente en otros tiempos fue la entrada natural a la villa: el "arco amurallado medieval" denominado como Portillo del Caño, que da acceso a la localidad y cuya calle principal, hoy perfectamente adoquinada y en consonancia con su importante abolengo, culmina en el entorno de ambas construcciones eclesiásticas: la iglesia de San Hipólito el Real y la iglesia de Santa María del Castillo. Los restos de su muralla son del siglo XI. Solo se conserva una pequeña parte, pero suficiente para hacernos una buena idea de lo que nos espera en pleno corazón de este histórico casco urbano. Nada más cruzar el arco amurallado, se vislumbra la espadaña de la iglesia de Santa María, agasajada aún hoy por tres huérfanos vanos, tal vez esperando a que sean completados. Puede ser que sus ausentes campanas, al escuchar los armoniosos sonidos emanados del órgano instalado a intramuros de su portentosa acompañante, la iglesia de San Hipólito el Real, dejaron de repicar para dar paso a los melódicos acordes del excepcional instrumento, que en perfecto estado aún conserva dicho templo. En la actualidad, en esta pequeña iglesia poco queda de su pasado románico o incluso tal vez... de otros tiempos más románticos, ¿quién sabe?. No sé si tan siquiera su altiva espadaña conserva algo del porte original de épocas del estilo románico...

Allá por los tiempos del medievo, en la zona alta de la localidad, la Orden Monacal de San Juan de Jerusalén construyó junto a esta iglesia un castillo y un hospital de peregrinos. Los monjes decidieron asentarlo en este privilegiado enclave del municipio, pues desde este lugar dominaban buena parte de la senda del Camino de Santiago. Pero hoy, en este paraje... si buscas románico... te encontrarás, curiosamente, con la Casa Consistorial y con un pequeño Museo Etnográfico Municipal en espera de mayores dotaciones para alcanzar su máximo esplendor.

Arco Medieval, al fondo la ermita del Castillo
Iglesia Santa María del Castillo
Otro de los restos románicos de los que bien puede presumir Támara, lo encontraremos en la iglesia de San Miguel. Este templo formaba parte del Monasterio advocado a dicho santo y de cuya datación se tiene constancia ya desde el siglo X. En la actualidad, los restos románicos se limitan a una parte de su torre, construida en el siglo XII y en cuyos primeros vanos podemos atisbar la mano del tallador-arquitecto que diseñaba ya por entonces con un claro sabor románico en la comarca. Pero, como no solo de románico vive el hombre, una vez que has visitado dichos templos, vuelves al lugar en donde un día  tu corazón quedó sobrecogido por tan monumental obra: la iglesia de San Hipólito el Real, sobrecogedora, como bien la definió aquel día mi buen amigo guardense.

Iglesia de San Miguel
Torre de la iglesia de San Miguel
Y una vez de nuevo en el lugar, vuelves y vuelves a preparar el visor de la cámara, pues siempre te queda un rincón por descubrir, admirar, fotografiar... Támara es un lugar especial, junto con el pueblo de Ampudia y mi villa natal, Guardo, en mi opinión, son tres lugares sin igual. 

En este reportaje, no puedo dejar de nombrar a Concha Gallardo García, su Alcaldesa. Concha es mucho más que eso, que no es poco en un pueblo tan pequeñito como este; es en realidad la auténtica custodia del patrimonio tamaronés. Una vida entera dedicada a su pueblo, siempre dispuesta, siempre amable y siempre con una sonrisa en sus labios dispensa y atiende cualquier visita. Ama a su pueblo como nadie, difícil es de imaginar una simbiosis cultural, administrativa, turística y personal como la surgida entre ella y el pueblo de Támara. Conoce a la perfección la intensa historia del municipio y orgullosa lo narra. Vive plenamente entregada a una causa que es digna de admirar y recordar, divulgar el inmenso patrimonio de su localidad. No puedo más que estarle profundamente agradecido y aunque yo no sea tamaronés, no puedo dejar esta ocasión para dedicarla digna mención, pues la labor que esta gran mujer realiza es de alcance provincial e incluso nacional y me quedo corto. Espero sepamos reconocerlo y compensarla algún día. Yo por mi parte, a su disposición me tiene.

Gracias a su generosidad, pude obtener estas fotografías esféricas que hoy incorporo a este reportaje y así completar aquel artículo que en este mismo blog dedique a la siempre eterna y dispuesta Támara de Campos, disfrútala: 


Va por ti, Concha. Palencia, un gran museo al aire libre.

Fotografía esférica en 360º del interior de la iglesia de San Hipólito el Real, gírala con el ratón:



Fotografía esférica en 360º del exterior de la iglesia y  ermita,  gírala con el ratón:








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Iglesia de Santa María la Mayor. "El Faro de la Meseta"... te atrapará


Sí, tengo que admitirlo, la he sido infiel... una vez más. Hasta ahora, solo tenia ojos para ella; y ella, testigo impertérrito de mi continuo deambular por sus alrededores... tal vez aún no sea consciente de ello. También sé... que ella tiene innumerables pretendientes, alguno increíblemente constante en su empeño... e incontestable a su paso... el Carrión, pues por algo es llamada "la novia del río" (La Iglesia de San Miguel de Palencia), aunque este "insalvable" motivo, no sea la principal, ni la más importante razón del por qué mis ojos están ahora, a la par, cautivos de otra.


Todo esta historia de amor imposible, empezó el día que me acerqué hasta la localidad palentina de Villamuriel del Cerrato. Nada más cruzar su estiloso puente de piedra, de principios góticos con once ojos que salvan la aguas del Carrión y uno de los puntos neurálgicos de entrada a esta hermosa villa castellana, no pudo ser de otra forma, ocurrió lo inevitable, aunque era la primera vez que nos encontrábamos... el feeling surgió al instante. Y eso que mi buen amigo Angel, el párroco de la localidad y de su Iglesia, advocada a Santa María la Mayor, ya me había advertido de ello. En cierta ocasión me confesó: "es hermosa, increíblemente cautivadora... cada vez me gusta más". Pero nunca pensé... que tan a primera vista incidiera en mí con tan arrebatadora fuerza, aunque la enorme diferencia de edad, la inmensa cantidad de pretendientes y su estado inamovible, consagrado a fines infinitamente mayores, parecían una cuestión verdaderamente insalvable.



Sus más de 800 años de viva historia, no parecen haberla hecho mella, aunque... tal vez sí, pues guarda celosamente muchos secretos, aun así, se mantiene orgullosa en la zona altiva del pueblo. En cierta ocasión, cuando entre ella y yo comenzaron a surgir momentos de indudable confianza, esta, dejando a un lado su discreción, me susurró que no siempre fue tan bella y esbelta, pues, en su juventud, aunque confesaba que ya estaba entrada en cierta edad... lloró irremediablemente de pena... cuando la mano más sangrienta del hombre de la época... pagó sus deudas con ella. Me contaba, sin lamentos y ante aquel impresionante silencio... "que... por allá, en los años centrales del medievo, en la época de la Castilla Comunera, y aunque siempre mantenía sus mejores galas, impregnando en dichas tierras su aspecto más guerrero, sus piedras se desangraban saltando en el vacío a golpe del estruendo, cayendo amortecidas sobre la espesa llanura de estas tierras cerrateñas". Tanta infamia, lanzada sobre su vestido de seda, no ha impedido que, ahora, muchos cientos de años después, vista sus mejores galas de nuevo... ante cualquiera, y dispuesta, siempre eterna, a seguir alumbrando desde su imponente torre a toda esta bella comarca cerrateña bañada por las aguas propias del Carrión y también, en parte, por las prestadas a su Canal de Castilla, pues por algo la llaman, bien merecidamente, "El Faro de la Meseta" que a ambos cauces mece con enorme sutileza.


Es verdad que en mi primera visita fui buscando una edificación eclesiástica al estilo artístico románico, más propio del genuino patrimonio palentino de dichas épocas, pero en cuanto estás a sus pies, eres consciente que hay algo más, que dicho templo conjuga a la perfección los diferentes estilos artísticos acontecidos a lo largo de su historia. Según te acercas... tu mirada, en un principio, se concentra en la imponente torre campanario que luce orgullosa sobre la meseta, pues hay que decir, que esta se hace patente desde cualquier punto de la localidad cerrateña desde el albor hasta la puesta. Pero inmediatamente, tus sentidos, todos, menos el del tacto por razones obvias, se concentran en observar el bellísimo cimborrio que corona su crucero central, estructura de forma octogonal, inspirado en un tardío románico con clara transición al protogótico que su cantero con mano acertada quiso perpetuar. 


Su inmensidad está perfectamente significado en su aspecto fortificado. Como almenas que apuntan al cielo, surgen de su cabecera dos curiosas "torrecillas" que coronan impertérritas su ábside. Leyendas de hoy y de antes sitúan en estos lares a la Orden del Temple y a sus Caballeros Legendarios, bien en su estado más guerrero o bien en su más intensa vocación a la vida del monasterio, esto sería perfectamente posible, pues no es el primer templo palentino al que dicha orden dedicó sus dineros. Y sino que se lo digan al párroco de la también monumental Iglesia de Villalcázar de Sirga, que bien presume de esto.


Pero si por fuera impresiona, espera a adentrarte en sus entrañas. De lo primero que te das cuenta es de que posiblemente el templo haya tenido diferentes accesos a lo largo de los tiempos. En la actualidad, la entrada habitual, o cuanto menos la que yo utilicé para adentrarme en la iglesia, se hace desde la fachada norte, aunque tiene otro acceso principal en el poniente del templo, zona noble de la iglesia desde el que puedes observar más detalladamente su esbelta torre. Una vez dentro, descubres una impresionante edificación de tres naves que inspira grandiosidad y una sutil espiritualidad. Es un auténtico lugar de poder, los sentimientos se encogen y fluyen sobre el cuerpo buscando el centro del interior de la nave central para quedar atrapados en el crucero que soporta a su hermoso cimborrio. El arte inunda sus paredes, cualquiera de ellas, mires a donde mires, a la Epístola, al Evangelio, varios retablos y tallas de gran valor se pueden observar con detenimiento en cualquiera de sus sagradas paredes. Y algo curioso para el visitante, pues observará sin desdén una excelente maqueta del templo, situada justo enfrente de la entrada del poniente.


En definitiva, un increíble templo que tienes ante tu vista, ubicado y consagrado en una de las localidades más emblemáticas del Cerrato Palentino y que encontrarás sin ningún tipo de pérdida a escasos siete kilómetros de la capital. Esta declarado Monumento Histórico Artístico desde el 3 de junio de 1931. Es una de las más emblemáticas joyas del patrimonio eclesiástico de esta gran provincia... y eso que tiene clara competencia. Un templo, cuyo párroco, Angel Aguado, no solamente dedica su tiempo a cuidarlo, mantenerlo, explicarlo y enseñarlo si es preciso, sino, también, lugar dedicado para transmitir la fe en el visitante que Don Angel generosamente presta diariamente con ese halo de espiritualidad, vocación y gran bondad que le caracteriza... del cual todos los villamulerienses pueden presumir y que durante algún tiempo los guardenses también fuimos testigos de ello. Gracias Angel por tu paciencia y mis disculpas a la bella y hermosa torre palaciega de la también increíble Iglesia de San Miguel de Palencia, pero que aprenda que no está solo ella ni que es la única, que tiene sana competencia.

Visita virtual del interior de la iglesia. Clic con el ratón y gira en todas las direcciones:







Más fotos de esta espectacular iglesia:

Publicación relacionada "El canal, camino de prosperidad de la otrora Castilla":

Esclusa de Villamuriel. Harinera

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San Cebrián de Campos, antes, ahora... digna de admirar siempre


La primera referencia que tuve sobre San Cebrián de Campos fue allá por el año noventa, siendo este servidor, por entonces, presidente de la Asociación de Discapacitados Psíquicos de Castilla de Guardo (Adecas). Para mí, aquellos años estuvieron llenos de encanto y plenos de satisfacción. Trabajar para/y/con aquellos chicos fue un inmenso orgullo (hoy, ya convertidos en hombres y mujeres, de los que tuve la suerte de aprender mucho sobre el verdadero sentido de la vida), su generosidad y cariño fue una gran parte del legado que me llevé de aquella etapa de mi vida. Pero si alguien me demostró como nadie su amor y solidaridad por estos chicos, fue Chema Hernández, desde que le conocí, siendo él gerente de servicios sociales, era habitual de las "marchas solidarias" que tan querida asociación organizaba por los caminos de nuestra Montaña Palentina, siempre estaba ahí, para lo que le necesitaras. 

Por dicha época, yo mismo me creía que mi paso por la asociación serviría para aportar mi pequeño grano de arena en pro de sus generosos fines y objetivos, pero la verdad que fue al revés, fui yo el que de aquellos grandes chicos de ayer, hombres y mujeres de hoy, aprendió una gran enseñanza; aprendí la magistral lección de que nada tienen estos que ver con "los renglones torcidos de Dios", sino que, gracias a dicha experiencia, logré ver y aprendí para siempre, que es nuestra propia soberbia la que nos hace creer "equivocadamente" que estamos delineados, por ÉL, con regla, escuadra y cartabón, nada más lejos de la realidad.

Pero no fue hasta el mismo momento en el que se incorporó a la junta directiva de la asociación, Angel Aguado, gran amigo y por entonces sacerdote de Guardo, cuando empecé a saber algo más sobre el pueblo de San Cebrían de Campos... con mucha más intensidad si cabe. Pues gracias a Don Angel y, por consiguiente, a sus excepcionales enseñanzas, a mi escaso conocimiento sobre la localidad, que de aquellas se limitaba a conocer por mi parte, que en dicha población se ubicada una de las mayores obras de carácter solidario y social que existen en la provincia de Palencia -análoga a la que en esos momentos presidía-, se unió el descubrir que, a su vez, San Cebrián de Campos contaba con una de las más impresionantes Iglesias que luce nuestra extensa y hermosa provincia. Por cierto, Angel, hoy, es el párroco de Villamuriel del Cerrato, localidad que cuenta con un impresionante templo románico del cual en este blog daré buena cuenta. Gracias Fidel Ramos por tu gran trabajo en la Fundación San Cebrián.



Llegar a San Cebrián de Campos desde mi pueblo natal Guardo es realmente sencillo. Simplemente tienes que coger la carretera C-615, en dirección a la capital, y entrar en la población de Villoldo, sí... sí... en el pueblo de los famosos amarguillos de Don Heriberto Pedrosa. Ya en Villoldo, te diriges a la carretera provincial 983, te conducirá directamente hasta San Cebrian de Campos.

Nada más llegar a la localidad, observas con incredulidad la majestuosa figura de su Iglesia Parroquial. En ese mismo momento, eres consciente de la gran importancia que este pequeño pueblo palentino ha tenido en la historia viva de nuestra provincia. La robustez de esta gran construcción se mantiene básicamente intacta desde sus inicios. Su aspecto sobrio, sencillo y funcional, revela el carácter que sus lugareños han cultivado desde siglos, hombres de ayer y de hoy extremadamente ambles y hospitalarios. La Iglesia de San Cipriano y San Cornelio está declarada monumento histórico artístico desde 1994. Sus dimensiones casi catedralicias impresionan, tanto, que yo, por mi cuenta, la he incorporado en la bellísima ruta palentina de las Iglesias-Catedrales (Amusco, Piña, Támara, Santoyo, Villalcázar de Sirga, etc.).

Es un edificio eclesiástico eminentemente ataviado del más característico estilo gótico, le pilló un poco tarde la época del románico palentino, unas decenas de años después, aunque a mí me parece observar aún -tal vez porque estoy demasiado influenciado por mi amor a dicho estilo-  algún detalle en sus exterior, propio de esta influencia artística tan predominante en nuestra provincia. Su construcción data del Siglo XIII, seguramente dilatándose su ejecución durante muchos años, pero, a pesar de las vicisitudes y "trasiegos" que en la historia ha acontecido y, como en gran parte de nuestro patrimonio, este legado histórico está perfectamente conservado. El templo preside la plaza mayor del pueblo, desde la que puedes observar su fachada meridional con todo su esplendor, perfecta para preparar tu cámara fotográfica. En su interior, que consta de una sola e inmensa nave, podemos observar unos impresionantes retablos de estilo barroco y rococó que te cortan la respiración. Maestros talladores como Juan de Valmaseda dejaron aquí su mejor impronta, sí, lo digo bien, pues su retablo mayor es digno de admirar y disfrutar. Esperamos tu visita...

Imagen de la web del Ayto. San Cebrián de Campos
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La novia del Carrión. Iglesia de San Miguel. Palencia


Es, para mí, la más sublime, bella y señorial dama jamás conocida. Siempre vestida de gala al paso de su más insistente pretendiente. Altiva es su mirada a su tránsito, amable su gesto a su encuentro. Es la novia que impasible espera, ataviada con su elegante traje de cola, a que su admirador se acerque un instante a susurrarle... con exquisita elegancia, que nunca se rendirá a sus pies. Ni cuando a su lado... enojado pase, permitirá que sus lágrimas inunden su feudo. Es la iglesia de San Miguel, "La eterna novia del Carrión". Es la Iglesia de San Miguel. La Novia del río Carrión, #Palencia, un gran museo al aire libre.

La Iglesia de San Miguel es una de mis pasiones, no me canso de observarla, admirarla, degustarla... fotografiarla. Es, como bien dijo el poeta Paco Vighi, la mejor pretendiente del río Carrión: 

"La torre de San Miguel
quiere ser la novia del río,
y asomándose a mirarle
tiembla de amor y de frío"


Pero la verdad es... que es la pretendida novia de cualquiera que pase a sus pies. No solamente las aguas próximas, que ligeras pasan a su lado regalando el reflejo de esta bella dama, están orgullosas de su mirada, pues también sus paisanos en su continuo trasiego por sus aledaños son rehenes de la mirada de la bella torre fortificada. Ella con gran sutileza y estilo se sabe bien querida y admirada, aunque con ello contradiga el verso del poeta. La iglesia de San Miguel actual es la consecuencia de varias reformas realizadas a lo largo de su extensa historia. Su inspiración data del siglo XI, de cuando el lugar albergaba una edificación eclesiástica anterior, de la que hereda su advocación.

Pero es en el siglo XIII, en los momentos transitivos del románico al gótico, estilo artístico que se adueña por completo de la ciudad de Palencia, cuando despunta sobre el cielo esta esbelta y bella torre, engalanada con el inconfundible aspecto palaciego que hoy tenemos el honor admirar. Torre campanario que coqueta busca el poniente reflejándose en las aguas de su más fiel y eterno acompañante. Motivo de ensoñaciones, aderezadas de leyendas de reyes propias de la más añorada infancia. Inspiración continua del hombre austero, sobrio y devoto, reclamando para sí misma el protagonismo de una época de leyenda, con permiso de la también bella, su vecina, la Catedral, que por suerte, y algo tendrán que ver las redes sociales, hoy es mucho menos desconocida y mucho más reconocida.

Artículo incluido en el libro "Dentro de mi mochila"






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Vistas de la iglesia de San Miguel

Vista Virtual. Para interactuar con la imagen, con el ratón mueve la imagen en todas las direcciones manteniendo pulsado el botón izquierdo. En tu móvil, simplemente mueve con el dedo en cualquier dirección en tu pantalla táctil. También puedes alejar y acercar la imagen a tu gusto -360º-.






Fotografías de Eduardo Gutiérrez Pérez
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Becerril de Campos conjuga historia, tradición y modernidad con pleno esplendor


Arco de piedra amurallado. Al fondo, Iglesia de Santa Eugenia
La primera vez que visitas Becerril de Campos y observas, eso sí, con admiración -y con algo de sana envidia, también- el arco amurallado que da paso al casco urbano que además lo hace custodiando celosamente el paseo peatonalizado que culmina en el impresionante templo dedicado a Santa Eugenia, no puedes más que pensar en como la historia escribió en esta localidad palentina una página de oro, que hace legítima mención a su noble condición de Villa, dueña de un importante legado patrimonial, tanto civil, como eclesiástico, que engalana a cada palmo de metro sus hoy renovadas calles. Y esto que aquí cuento, queda perfectamente reflejado en la retina del turista en cuanto cruzas tan excepcional arco, cuyo paseo culmina en la coqueta plaza donde la noble presidencia sobre esta, es disputada por dos de sus más emblemáticas construcciones -con permiso del resto-, significadas, ambas, en el excepcional edificio que acoge hoy las dependencias del Ayuntamiento y la armoniosa planta constructiva que presenta la Iglesia de Santa Eugenia, magnificada en sus impresionantes dimensiones.

Iglesia de Santa Eugenia
Un recorrido por la localidad es suficiente para hacerse una idea del enorme fervor religioso que sus paisanos han cultivado a lo largo de los últimos mil años. Seguramente, otrora fue un hervidero de devoción, pues, en cada rincón de la villa esto... lo sientes, está encarnado en sus numerosas edificaciones dedicadas al culto cristiano. El paseo por su calles es un apasionado recorrido por el tiempo, aunque, solamente en una ocasión, convertido en una agridulce sensación de melancolía al descubrir, al extremo sur de la localidad, una impresionante iglesia de entonces, hoy, desgraciadamente en un estado lamentable. Pero esto no le resta ni un ápice de mérito a todo su conjunto urbanístico; pues, no es por mera casualidad, que este bello pueblo terracampino ostente el título de Villa y haya sido declarado Bien de Interés Cultural por su excepcional Conjunto Histórico. Soy consciente del enorme esfuerzo realizado en esta cuestión por mi buen amigo Mario, su Alcalde, pero a su vez, también debo de reconocer, que solo con los recursos propios del Ayuntamiento no es suficiente para la ingente labor de conservación de tan importante patrimonio. Simplemente con el esfuerzo de un Ayuntamiento, yo mismo soy consciente de que no es nada fácil, pues el esfuerzo económico de su presupuesto se dirige perfectamente a mantener y mejorar los servicios que presta a sus vecinos y, en la medida de lo posible, a sentar las bases para revitalizar la inversión con el fin de que este impresionante legado ancestral siga siendo el referente de una comarca plagada de interés artístico y cultural. Es buena muestra de gran gestión ser capaces de conseguir fondos "del llamado 1% cultural del estado de la nación" para transformar la otrora arruinada iglesia de San Pedro, único referente del románico en la localidad, y convertirla en un excepcional templo que en breve albergará importantes sorpresas... mi enhorabuena por ello.

Reseñar uno a uno cada uno de los rincones y puntos de interés que esta localidad ofrece, es un acto demasiado pretencioso por mi parte, y que este humilde autor, en su blog, difícilmente puede adecuadamente corresponder. Pero aun así vamos a intentarlo...

Puente de San Juan. Canal de Castilla a su paso por Becerril
Dicho esto, quedémonos siempre con lo positivo, que es mucho y muy interesante. Becerril de Campos nos ofrece unas inmejorables instalaciones, dejando en plena evidencia el titulo de este artículo y constatando con ello su plena vigencia... lo del título: "Becerril de Campos conjuga historia, tradición y modernidad, con pleno esplendor", por si no había quedado claro. Es lugar, también, afortunado donde los haya, pues riega su fértil vega el Canal de Castilla a su paso por todo su término municipal gracias al ramal de Campos, que embiste sus aguas desde la localidad vecina de Grijota, más concretamente desde el Serrón. En este aspecto, podemos admirar el puente de San Juan que salva sus aguas y, simplemente girando 180º sobre nuestro eje, adivinamos la enorme silueta que deja sobre sus calles la Iglesia de San Pedro, templo que está en proceso de restauración y mantiene entre sus bellezas una fantástica portada románica, que ha perdurado en el tiempo negándose a que la localidad deje de tener un vestigio de tan apreciado estilo del más puro "palentinismo".

Iglesia Museo de Santa María
Asimismo, el arte se hizo verbo en esta localidad plenamente terracampina. Es visita obligada para el visitante el Museo de Arte Sacro, que configura magníficamente todo su esplendor en la Iglesia de Santa María, uno de los templos más antiguos de la localidad. No menos espectacular es la Torre de San Martín, moza esbelta de estilo mudéjar, que asienta sus cimientos sobre lo que fuera la Iglesia del mismo nombre, cuyo restos al pie de esta bella torre aún alberga algunos restos románicos de cierto interés. 

Y, para concluir, como penitencia a mi atrevimiento por escribir este artículo, pasaré por el Humilladero, una curiosa construcción que data del siglo XVIII, cuyo fin era conseguir la humillación de los caminantes, además de ser lugar para expiar delitos menores ante las imágenes sagradas, lugares generalmente instalados en los cruces de los empolvados caminos de la época y que ahora tiene su plena vigencia, aunque sea simplemente para hacernos reflexionar sobre lo que fuimos y lo que somos.

#Palencia, un gran museo al aire libre.

Torre de San Martín
Pórtico románico de la Iglesia de San Pedro
Iglesia de San Pedro con pórtico románico, en restauración
Ermita Cristo de San Felices
Humilladero
Iglesia de San Miguel
Iglesia de San Miguel. Becerril de Campos
La Iglesia de San Pedro irrumpe sobre el horizonte terracampino reivindicando su ancestral legado, a la espera de un mejor futuro y a ser posible muy cercano.


Fotografías propias previamente retocadas
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