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El lugar donde el románico perdió su camino, Amayuelas de Abajo


Hay un lugar en Tierra de Campos... donde el destino, labrado en tiempos pasados, quedó paralizado por el empuje de un nuevo futuro... más próspero, tal vez, o más incierto, tal vez... ¿quién sabe? Un lugar... donde la historia languidece, ensombrecida por la desazón que hoy refleja su entristecido legado. Un lugar anclado en sí mismo y a la espera de tiempos nuevos... que pongan una vez más en valor el crédito que nunca debieron perder estos lares. Un lugar... que otrora miraba altivo a su otro hermano cercano, muy cercano y compañero de su viaje en el tiempo: el "de arriba", compitiendo, sin complejos, para obtener el protagonismo cultural y artístico de una comarca de gran influencia social... plagada de historia viva.


Amayuelas de Abajo, hoy, presume de nuevos aires. Su recién adquirida vitola de ecológica... se expande por toda la geografía terracampina, como buen ejemplo del trabajo bien hecho y como muestra del respeto y convivencia en pura sintonía con el medio ambiente. Una nueva forma de vida que compatibiliza modernidad y tradición en un mismo objetivo: volver a revivir y replantar desde las propias entrañas del mundo rural de nuestra provincia... las raíces de un nuevo tiempo. Viviendas bioclimáticas, gestión propia de residuos, nuevas aulas verdes, formación cultural, basada en el amor por lo rural, etc., son algunas de las nuevas formas verdaderamente intachables de esta nueva identidad, que sitúan a la cabeza del nuevo mundo rural a las gentes de este renacido Amayuelas, por su esmerada apuesta por la biodiversidad. Mi enhorabuena por ello.


Pero la tradición y el olor a pueblo con raíces ancestrales también forma parte de su larga historia. Es el legado que nuestros antepasados dejaron a las generaciones venideras, convencidos, así, de que perpetuarían su memoria. En Amayuelas de Abajo, este principio parece que se ha perdido, pero estoy seguro que solo de momento, pues su auténtica identidad sigue intacta, cuanto menos en el enorme corazón de sus habitantes. En los nuevos y antiguos lugareños de Amayuelas, está reservado un espacio en el corazón para albergar los nuevos aires de su indómita iglesia, aunque me consta que siguen a la espera. El trasiego diario de sus gentes, por la linde del templo, consigue que estos no olviden... su hoy abandonada estampa. Sus piedras se desmoronan como un castillo de naipes a la misma velocidad que las hojas del calendario caen sobre la mesa de algunos mandatarios, sin que esto parezca afectarles en demasía. No solo los grandes proyectos tienen derecho a sobrevivir. Estas piedras milenarias, que ahora se amontonan negándose a morir, llaman a la puerta de quién quiera escuchar, susurrándole al oído de que quiere sobrevivir mil años más.


La iglesia de San Vicente es una joya de gran valor patrimonial, iniciada con el más puro estilo románico rural palentino, en pleno campo castellano. Un templo con un especial cariz romántico, que perdió el espectacular brillo que irradiaban sus muros en los últimos años de su ya largo recorrido por la incontestable línea del tiempo. Pero que... aún mantiene viva su luz en lo más profundo de los sentimientos de sus vecinos, reflejando un esperanzador halo brillante para resurgir de nuevo al culto y recibir, de nuevo, la admiración de fieles, turistas, devotos y apasionados del románico. Llegado este momento, un agradecimiento: gracias Lucio, por tu gran amabilidad y compañía en ese día...

Quién quiera escuchar... que escuche...









Fotografías propias previamente retocadas
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Iglesia de Santa Eulalia, Palenzuela. La piedra que siempre fue...

Iglesia de Santa Eulalia 
A la noble villa de Palenzuela se llega por la autovía de Castilla, A-62, encontrándose prácticamente a mitad de camino entre las ciudades de Burgos y Palencia. Desde Palencia, una de las opciones, en dicha autovía, es tomar la salida "56", que nos lleva directamente hasta la localidad de Quintana del Puente. En Quintana, una vez que atravesamos la localidad, calle principal dirección norte, tomaremos la carretera N-622, dirección Lerma. A escasos 6 kilómetros, Palenzuela nos sorprenderá con una impresionante panorámica del municipio, que ya deja intuir en nuestra imaginación lo que nos vamos a encontrar en esta bella y sorprendente localidad de la provincia de Palencia, que cuyo casco urbano fue declarado Conjunto Histórico Artístico en el año 1966.

A la llegada, en el primer cruce de caminos que da acceso a la localidad, nos encontramos la primera sorpresa: la ermita de la Virgen de Allende el Río. Tengo que confesar que uno de los principales motivos por los que añadí en mi agenda la visita a Palenzuela fue, precisamente, con la intención de admirar los vestigios románicos que en dicha ermita, según los expertos, aún se conservan. Pero para los amantes del románico en su estado más puro, y por ende, para los que buscamos un templo al estilo de los que muestran las rutas del románico norte... en la ermita de la Virgen de Allende el Río, en mi humilde opinión, son difícilmente visibles para el inexperto, pero esto no le resta ni un ápice de interés, pues dicho templo es extraordinariamente interesante y bien merece la pena su admiración. Su portada de entrada es claramente de transición del románico al gótico y en su interior se conserva un arcosolio funerario con un excepcional sepulcro, que bien merece contemplar. (Tengo que aclarar, que prácticamente todas las iglesias de nuestra provincia se sustentan sobre antiguos templos románico e incluso visigóticos, por eso es normal encontrar en muchos de ellos ciertos restos de dichas antiguas construcciones, bien significados en la reutilización de sillería o bien en diversos ornamentos que sobrevivieron en el momento de su remodelación, incluso de su nueva construcción total. Este es el caso de la ermita de Palenzuela).

Panorámica: Iglesia de San Juan, restos del Castillo
Desde el entorno de la ermita se divisan, ya poco lozanos, los restos de su antiguo castillo alzándose sobre el cerro que predomina la localidad, sobreponiéndose a duras penas sobre dicho templo. Poco queda de él, pero aun así , su recuerdo está intacto en la memoria de sus paisanos, que con seguridad añoran estas piedras ancestras ancladas en estos tiempos de modernidad.

Nos adentramos en su casco urbano atravesando el puente medieval que salva las aguas del río Arlanza, es obligado fijar la mirada sobre el "Arco de la Paz" y disfrutar de la sobresaliente panorámica que ofrecen los campos palentinos, bañados por las tranquilas aguas del río Arlanza a su paso por los pies de la localidad. Dicho arco amurallado fue en su tiempo una de las puertas de entrada que formaba parte de la fortificación amurallada que protegía a esta noble villa de las hostilidades exteriores, hoy es, sin duda, un reclamo turístico muy interesante de visitar. Desde ese mismo momento, se empieza a transpirar el ambiente del medievo que sus ancestrales calles aún presentan. Sus piedras se empecinan unas tras otras hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento y camino al museo de la localidad; centro neurálgico del municipio, que una vez en el lugar, nos invita a visitar dos de los lugares más emblemáticos del municipio: las iglesias de San Juan Bautista y los restos del antiguo templo Santa Eulalia.

Ermita de la Virgen Allende de Río
En este aspecto, hay que decir... que nada tienen que ver la una con la otra. La iglesia de San Juan Bautista es un impresionante templo de estilo gótico, aunque de fecha tardía y ya muy entrado el siglo XVI, y por lo tanto, se puede concluir que mantiene en su seno otros diferentes estilos arquitectónicos. En su interior se esconden verdaderas obras de arte y ornamentos de época verdaderamente portentosos. Pero este grandioso templo no era el motivo principal (de momento) de mi visita a Palenzuela, pues iba con el foco fijo puesto en los restos de la Iglesia de Santa Eulalia. Las fotografías que había visto en Internet... me habían impresionado... y por ello, hace tiempo que llevaba anotado en la agenda mi visita a estas hermosas tierras palentinas.

Los restos de la iglesia de Santa Eulalia se alzan sobre el noble pueblo de Palenzuela demostrando, al tiempo, que siguen presentes en la memoria de sus gentes, a pesar del irremediable paso de cientos de años. Piedra sobre piedra, mantiene en pie el orgullo que nunca debió perder, hermosísima hubo de ser... cuan aún sus restos así lo delatan. Por sus troneras huecas y a merced del viento deja translucir los últimos rayos de luz, que tiempo atrás cegaban la fe de sus devotos en el interior del templo. Caprichosa y celosa del resto de joyas que la localidad alberga, a sus pies... te ruega que no la dejes que muera... que ella resiste como sea... al pernicioso paso del tiempo. 

Palencia, un gran museo al aire libre.

Vista esférica en 360º del entorno de Santa Eulalia (mueve el ratón en todas las direcciones)

Panorámica: Iglesia de Santa Eulalia, Iglesia de San Juan
Iglesia de Santa Eulalia
Arco de la Paz
Calle de Palenzuela
Puente medieval sobre el río Arlanza
Panorámica Castillo y ermita


Fotografías propias previamente retocadas
Mi blog de fotografía: 



El poder de las piedras, San Vicente, el Eremitorio Rupestre de la Montaña


Existe un lugar en estas tierras donde las piedras tienen un poder extraordinario... tanto, que han perdurado impávidas durante más de un milenio ante los innumerables acontecimientos acaecidos en dichos lares. Un lugar... donde el hombre excavó su propio destino sobre la indómita roca surgida de las entrañas de la tierra y, siempre, como si el tiempo se hubiese detenido, a la sombra de sus más fieles e imponentes acompañantes: las altas cumbres de la más bella cadena montañosa de la península ibérica, la Montaña Palentina. Un lugar mágico, de auténtico poder... donde los hombres y mujeres de entonces santificaban su alma al alba... cincelando sobre la piedra virgen sus pecados, expiándolos para desprenderse de estos... tras los momentos de lujuria disfrutados... siempre amparados en la intensa oscuridad de la noche...

El Eremitorio Rupestre de San Vicente se encuentra situado en plena "Montaña Palentina", en la noble localidad palentina de Cervera de Pisuerga. Los lugareños del lugar la conocen también como la "Cueva de los Moros", de hecho, la primera vez que acudí a Cervera de Pisuerga con intención de visitar esta iglesia rupestre, a todo aquel que pregunté por el paraje en cuestión... le surgía la duda... hasta que algún que otro viandante, al hilo de la conversación, se afanaba en responder: ¡qué sí, por Dios, te pregunta por la Cueva de los Moros!


Cervera de Pisuerga está en pleno corazón de la imponente Montaña Palentina, en el centro del eje subcantábrico provincial equidistante de Guardo y de Aguilar de Campoo, importantes poblaciones a ambos extremos de la provincia de Palencia. Trazan entre estas tres localidades de montaña una linea invisible al amparo del antes ya mencionado eje subcantábrico, abriendo la puertas de para en par a unas tierras de inmensa y rica biodiversidad, donde disfrutarás de una explosión de naturaleza, que es un auténtico estallido de belleza sin igual. Cervera es un enclave privilegiado en esta hermosa comarca palentina, reúne en sí mismo, patrimonio, naturaleza, excelente gastronomía, tradición, cultura, historia y otros muchos valores más que difícilmente se pueden enumerar en tan breve artículo.

El Eremitorio se sitúa al sur de esta localidad montañesa, por el camino a Vado y muy cerca del casco urbano histórico del municipio. Cervera es en la actualidad una localidad esmeradamente cuidada y que mira el futuro con plena garantía, gracias a la decidida apuesta por el turismo de interior y de alta montaña de su administración local, gobernada por mi buen amigo Urbano Alonso y su excelente equipo.

Una vez que te adentras en el entorno del Eremitorio Cerverano, el corazón... se sobrecoge, y aunque se respira una paz sin igual, algo intrínseco del lugar y que no acabas de comprender emana de las entrañas de la tierra y agita la respiración de todo aquel que ponga su vista tras la solemnidad de este idílico paraje. Los restos que hoy podemos contemplar formaron parte de un recinto monacal mucho más completo y complejo, parece ser que las edificaciones eclesiásticas que otrora acompañaban a este eremitorio estaban habitados por hombres de fe dedicados a la oración de continuo. Los restos que podemos admirar actualmente tal vez nos refieran a tiempos de la novena centuria, incluso antes. Es una protuberancia excavada en la roca rodeada de una curiosa necrópolis, ganada a la sobria piedra con apariencia de antigua ciudad de los muertos de ancestrales asentamientos del medievo. 


En definitiva, un lugar especial donde las palabras no describen ni reflejan la realidad que el entorno merece, algo subyace en el subconsciente del visitante que le impide definir con claridad lo que dicho asentamiento significó para nuestros ancestros. Un lugar donde las imágenes obtenidas, conjugadas con las innovadoras técnicas que nos ofrecen las nuevas tecnologías, nos acercan, aunque sea virtualmente, una ínfima parte del encanto emanado en este mágico templo. Por ello, es imprescindible que hagas hueco en tu agenda y subrayes muy bien la fecha propicia (cualquier momento es bueno) para acercarte hasta este increíble paraje, localizado en Cervera de Pisuerga. Una vez allí... comprenderás lo que describo en este artículo y descubrirás porqué reseño sin dudar que los más íntimos sentidos que te invaden en el recinto... perdurarán atrapados entre los restos de esta emblemática roca... no sé si ya para siempre.

Palencia, un gran museo al aire libre.

Fotografía esférica en 360º. Girar con el ratón para visualizar en todas las direcciones











Fotografías propias previamente retocadas
Mi blog de fotografía: 



Volver, volver y volver... a Támara de Campos de nuevo otra vez

Vista panorámica de Támara. San Hipólito el Real, Iglesia Santa María del Castillo
Hace mucho tiempo que tenía almacenada en mi mochila una asignatura pendiente, bueno, en realidad más de una, pero esta que aquí quiero detallar, está intrínsecamente ligada a mis más profundos sentimientos: volver a Támara de Campos para visitar los vestigios del legado románico que ostenta esta hermosa localidad de Tierra de Campos, principalmente representados en la iglesia de San Miguel, y en la iglesia de Santa María del Castillo. De esta forma, en mi foro interno acallaría las innumerables promesas a mí mismo realizadas y así poder completar la sección de este blog titulado: "Palencia, camino del más bello románico". Asimismo, ¿por qué no?, si la cosa se terciaba, mi segunda intención era realizar una fotografía esférica en 360º (Photo Sphere) del interior de la iglesia de San Hipólito el Real... siempre majestuosa, siempre dispuesta.

Pero cada vez que vas a Támara de Campos... la cosa se complica, pues... es tanto el legado histórico que descubres en esta localidad palentina... que el tiempo empequeñece... de tal forma... que todo el tiempo del mundo es bien poco para disfrutar del patrimonio artístico y cultural que ofrece al visitante este impresionante municipio. De verdad, una vez en las calles de la localidad, ¡qué se pare el reloj, por Dios!

Además, en Támara de Campos vas de sorpresa en sorpresa, pues en mi última visita, nada más adentrarme en el interior de la iglesia de San Hipólito el Real, coincidí con un entusiasmado grupo de Guardenses, disfrutando como niños... y con niños de esta maravillosa obra arquitectónica del más preciado patrimonio palentino. Después de recorrer amena e instruidamente el excepcional templo en compañía de mis paisanos, y mientras escuchábamos las magistrales explicaciones que sobre la iglesia nos reportaba Concha ("custodia" por excelencia de esta joya palentina) pude escuchar atónito la esclarecedora expresión de uno de mis buenos compañeros de visita: "esta iglesia, que parece una catedral por su dimensión y belleza... sobrecoge". La acertada expresión lo dice todo sobre San Hipólito el Real. Gran verdad. Este reportaje va también por vosotros, Guardenses.

Interior de San Hipólito el Real. Guardenses en estado puro
Nuestra visita al casco histórico de Támara hay que iniciarla por donde posiblemente en otros tiempos fue la entrada natural a la villa: el "arco amurallado medieval" denominado como Portillo del Caño, que da acceso a la localidad y cuya calle principal, hoy perfectamente adoquinada y en consonancia con su importante abolengo, culmina en el entorno de ambas construcciones eclesiásticas: la iglesia de San Hipólito el Real y la iglesia de Santa María del Castillo. Los restos de su muralla son del siglo XI. Solo se conserva una pequeña parte, pero suficiente para hacernos una buena idea de lo que nos espera en pleno corazón de este histórico casco urbano. Nada más cruzar el arco amurallado, se vislumbra la espadaña de la iglesia de Santa María, agasajada aún hoy por tres huérfanos vanos, tal vez esperando a que sean completados. Puede ser que sus ausentes campanas, al escuchar los armoniosos sonidos emanados del órgano instalado a intramuros de su portentosa acompañante, la iglesia de San Hipólito el Real, dejaron de repicar para dar paso a los melódicos acordes del excepcional instrumento, que en perfecto estado aún conserva dicho templo. En la actualidad, en esta pequeña iglesia poco queda de su pasado románico o incluso tal vez... de otros tiempos más románticos, ¿quién sabe?. No sé si tan siquiera su altiva espadaña conserva algo del porte original de épocas del estilo románico...

Allá por los tiempos del medievo, en la zona alta de la localidad, la Orden Monacal de San Juan de Jerusalén construyó junto a esta iglesia un castillo y un hospital de peregrinos. Los monjes decidieron asentarlo en este privilegiado enclave del municipio, pues desde este lugar dominaban buena parte de la senda del Camino de Santiago. Pero hoy, en este paraje... si buscas románico... te encontrarás, curiosamente, con la Casa Consistorial y con un pequeño Museo Etnográfico Municipal en espera de mayores dotaciones para alcanzar su máximo esplendor.

Arco Medieval, al fondo la ermita del Castillo
Iglesia Santa María del Castillo
Otro de los restos románicos de los que bien puede presumir Támara, lo encontraremos en la iglesia de San Miguel. Este templo formaba parte del Monasterio advocado a dicho santo y de cuya datación se tiene constancia ya desde el siglo X. En la actualidad, los restos románicos se limitan a una parte de su torre, construida en el siglo XII y en cuyos primeros vanos podemos atisbar la mano del tallador-arquitecto que diseñaba ya por entonces con un claro sabor románico en la comarca. Pero, como no solo de románico vive el hombre, una vez que has visitado dichos templos, vuelves al lugar en donde un día  tu corazón quedó sobrecogido por tan monumental obra: la iglesia de San Hipólito el Real, sobrecogedora, como bien la definió aquel día mi buen amigo guardense.

Iglesia de San Miguel
Torre de la iglesia de San Miguel
Y una vez de nuevo en el lugar, vuelves y vuelves a preparar el visor de la cámara, pues siempre te queda un rincón por descubrir, admirar, fotografiar... Támara es un lugar especial, junto con el pueblo de Ampudia y mi villa natal, Guardo, en mi opinión, son tres lugares sin igual. 

En este reportaje, no puedo dejar de nombrar a Concha Gallardo García, su Alcaldesa. Concha es mucho más que eso, que no es poco en un pueblo tan pequeñito como este; es en realidad la auténtica custodia del patrimonio tamaronés. Una vida entera dedicada a su pueblo, siempre dispuesta, siempre amable y siempre con una sonrisa en sus labios dispensa y atiende cualquier visita. Ama a su pueblo como nadie, difícil es de imaginar una simbiosis cultural, administrativa, turística y personal como la surgida entre ella y el pueblo de Támara. Conoce a la perfección la intensa historia del municipio y orgullosa lo narra. Vive plenamente entregada a una causa que es digna de admirar y recordar, divulgar el inmenso patrimonio de su localidad. No puedo más que estarle profundamente agradecido y aunque yo no sea tamaronés, no puedo dejar esta ocasión para dedicarla digna mención, pues la labor que esta gran mujer realiza es de alcance provincial e incluso nacional y me quedo corto. Espero sepamos reconocerlo y compensarla algún día. Yo por mi parte, a su disposición me tiene.

Gracias a su generosidad, pude obtener estas fotografías esféricas que hoy incorporo a este reportaje y así completar aquel artículo que en este mismo blog dedique a la siempre eterna y dispuesta Támara de Campos, disfrútala: 


Va por ti, Concha. Palencia, un gran museo al aire libre.

Fotografía esférica en 360º del interior de la iglesia de San Hipólito el Real, gírala con el ratón:



Fotografía esférica en 360º del exterior de la iglesia y  ermita,  gírala con el ratón:








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