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Paseos por el Canal de Castilla. La Venta de Valdemudo, puente de los suspiros. Segunda etapa: Presa de retención - Puente de Valdemudo

Hasta el emblemático puente de Valdemudo no solo se llega siguiendo la senda de cristalinas aguas del Canal de Castilla. Los guardenses, sobre todo los de mi generación, llegábamos antaño, también, en el autobús del "Aja"... en aquellos tiempos donde se imponía la salida de los alumnos de reaseguros dirección a los internados situados en las "lejanas" tierras salmantinas de Lumbrales o Armenteros.

Una vez en marcha, en la carretera de Guardo a Palencia, más menos en el punto kilométrico 10 de dicha calzada, llegaba la primera sensación de la jornada. A la altura del lugar denominado como la Venta de Valdemudo, entre los términos municipales de Husillos y Becerril de Campos, al cruzar el puente del mismo nombre que salva las aguas del Canal de Castilla... el suspiro estaba asegurado. La estrechez del puente, la envergadura del autobús y el desnivel en "v inversa" del terreno semi asfaltado, que a su vez sirve de base y apoyo de sus hermosos pretiles del puente, eran garantía de aparición momentánea... de aquellas revoltosas mariposas que revoloteaban por la tripa, en aquellos inolvidables años de infancia.

Pero el puente de la Venta de Valdemudo no solo lo atraviesa el Aja a su paso por estas tierras palentinas, cuando desfilábamos, guajada entera, con  destino a la capital y otros lares más lejanos. Los barqueros de la época encontraban en este concurrido cruce de caminos, el lugar ideal donde satisfacer el culto al buen yantar y disfrutar del merecido descanso ganado a pulso después de unas largas jornadas de navegación, a través de esta senda de aguas castellanas.

La Venta de Valdemudo es tal vez uno de los lugares más emblemáticos del ramal de Campos del trazado palentino del Canal de Castilla. En su día, fue un lugar de pujante actividad comercial y económica, gracias al continuo trasiego de mercancías, cerealistas, ganadería, etc. En aquellas épocas, posiblemente fuera una de las hospederías más concurridas de la comarca. Lugar de reunión no solo de barqueros, agricultores, ganaderos, etc., que apaciguaban en el lugar sus largas jornadas de tajo, sino también, lugar de descanso de aquellos sufridos pastores que atravesaban la provincia en busca de un mejor pasto.

Este emblemático paraje acoge el primer puente que se construye sobre el primer ramal de Canal, para salvar unas aguas que dejaron cortada la siempre eterna Cañada Real Leonesa. El puente, simple en ejecución, es sin embargo sorprendentemente bello. Está construido con buena piedra de sillería, extraída de cantera caliza. Luce arco semi apuntado que ofrece una imagen fotográfica fantástica, reflejando sobre sus aguas su bello aspecto. Algunos dicen que si le observas con atención su aspecto te sugerirá el perfil de un asno cargado de los frutos recogidos de sus campos.

Este recorrido lo comenzaremos en la presa de retención de Ribas de Campos. Podemos utilizar cualquiera de las dos márgenes, pues ambos caminos de sirga están perfectamente acondicionados y listos para realizar este tranquilo paseo. El recorrido es verdaderamente placentero y silencioso, solo rompe su silencio al alcanzar el paralelismo con la carretera Cl-615 -a la altura de la charca de Valdemudo- con el trasiego de vehículos. Son cuatro kilómetros de recorrido sin ninguna dificultad -¡ojo!, solo de ida, cuenta con la vuelta-.

Pero si lo coges con las ganas del guerrero que se merece un alto en la cruda batalla de la vida cotidiana... no son nada. En fin, aprovecha tu paso por esta senda de aguas atrincheradas, para disfrutar de las especies de aves que el humedal de la Charca de Valdemudo, en sus 30 hectáreas de chopos, sauces, y madreselvas, con esmerado mimo acoge entre sus enfangadas aguas.

Etapa anterior:

... Próxima etapa El Serrón

VER VÍDEO DEL PASEO:









Paseos por el Canal de Castilla. Primera Etapa. Esclusas de Calahorra de Ribas - Presa de retención

Comenzaremos esta aventura en Ribas de Campos, lugar donde se empezó a ejecutar esta ingente obra de ingeniería hidráulica de la época de la Ilustración Española. Este paseo es de unos dos kilómetros, entre ida y vuelta, de muy fácil accesibilidad y apta para todos los públicos, como bien se dice en el argot cinematográfico.

En el paraje conocido como Calahorra de Ribas se ensamblan dos ramales del Canal: el final del ramal norte, que comienza en Alar del Rey y el inicio del ramal Campos, que va en busca de la bifurcación en el Serrón con el ramal sur que llega hasta la ciudad del Pisuerga, Valladolid. En Calahorra de Ribas es el lugar donde las aguas del Pisuerga, subyugadas por este camino artificial empujadas desde Alar del Rey, se entremezclan con las aguas del río Carrión.

Los ingenieros de la época no dudaron en iniciar el proyecto en este lugar por la menor dificultad en el trazado. A su vez, les servía de plataforma de lanzamiento y probar los diferentes elementos hidráulicos necesarios en este ambicioso proyecto. Aquí encontraremos el monolito que conmemora el inicio de las obras un caluroso día 16 de julio del verano del año 1753, bajo la dirección de obra de Antonio de Ulloa.

Llegaremos a Ribas de Campos por la carretera P-984, que entronca con la N-611, antigua carretera nacional muy socorrida por los palentinos, que desde Palencia capital encaminaban sus días de verano hasta las playas de Santander, hoy sustituida por la autopista Cantabria-Meseta A-67.


No podemos llegar a Ribas pueblo, sin antes hacer una parada para soltar una lagrimilla ante el Monasterio románico de Santa Cruz de la Zarza, a un escaso kilómetro del caso urbano de Ribas, le encontraremos languideciendo dentro de una finca privada, cuya actividad empresarial, de culto a la liturgia no tiene nada, más bien al culto del buen yantar proporcionado por los productos derivados de esta vaquería.

Este monasterio es una impresionante edificación que se encuentra en absoluto estado de abandono, por desgracia, si nadie lo remedia, anuncia un futuro muy poco halagüeño para una de las joyas del románico más importantes que quedan en pie, en estos lares terracampinos de la provincia de Palencia.

El inicio de nuestro camino se encuentra a un kilómetro del centro del pueblo, siguiendo la carretera antes mencionada, en dirección a San Cebrián de Campos. Como a la mitad del camino entre las esclusas y el pueblo, debemos echar un vistazo a la enorme espadaña de la impresionante iglesia de San Pedro, el Pajarón de Campos, que nos otea desde el horizonte del pueblo de Amusco.

El punto de origen lo situaremos en el puente de Calahorra, primera bella estampa del canal que hace eterna compañía a tan magnánimas esclusas. Desde dicha atalaya, obtendremos unas excelentes vistas de las esclusas 22, 23 y 24 del Canal y de la llegada de las aguas acanaladas que se precipitan desde el norte de la provincia. Escucha con atención el estruendo producido por las aguas, que aunque profundo aún en dicho lugar, se irá escondiendo agonizante, una vez que iniciemos este bello paseo por su camino de sirga.


Las esclusas de Calahorra de Ribas son tal vez las más bellas del Canal. Son sin duda la reina de la imagen digital. Su pose ante la cámara es sibilinamente elegante, desde cualquier punto obtienes una fotografía increíble de tan hermoso lugar. A la vera, vetustas edificaciones, que en tiempos fueron el santo y seña de la modernidad terracampina, mueren sin compasión, pues el canal no simplemente entregaba aguas para el transporte cerealístico, sino que a su vez ha sido y es fuente de producción eléctrica y eje motórico de innumerables harineras, papeleras, y otras actividades de fines bien diversos.


Pero no nos perdamos en alabanzas ya desde el inicio de este trayecto. Pues según bajamos la pendiente que salvan tan sorprendentes esclusas, a nuestro encuentro nos espera el río Carrión. Ribera a este, encontraremos la presa de este emblemático río, genuinamente palentino. Seguiremos nuestro camino en busca de la senda del Canal, a escasos 100 metros. El trazado hasta la presa de retención es prácticamente recto y hay que decir que está en perfecto estado de conservación a ambas riberas, ideal para practicar este sano deporte y otros más mecanizados como la bicicleta. El canal vierte sus aguas por ambos lados, por el margen izquierdo las devuelve al Carrión y por su margen derecho las entrega a los fértiles campos de la ya deslumbrante Tierra de Campos. Es momento para disfrutar del relajante paseo y disfrutar de su naturaleza... no solo de la artificial. En pocos pasos llegaremos a la presa de retención. Su belleza simula a las construcciones de las películas otoñales de época, cuanto menos eso es lo que a mí me recuerda. Buen momento para tomar de nuevo unas fotografías, y ya de vuelta, en busca del susurro del beso cariñoso de la esclusa, volver y volver a admirar la belleza de tan enormes labios, que deleitan aguas acristaladas para de nuevo salpicarlas, salvando el terreno que, en Ribas, el paisaje acuñó para esta soberbia construcción de la más pródiga mano del hombre.

... Seguiremos hasta Valdemudo





Ribas de Campos. Canal de Castilla. Vista virtual en 360º

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