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La Colegiata de San Salvador de Cantamuda... el más bello románico de montaña (Actualización)


Hace algún tiempo visité la colegiata de San Salvador de Cantamuda o Cantamuga, como bien le gusta denominar a mi buen amigo Froilán de Lózar. En aquel momento, no pude ver el interior del templo, pues además de que solamente iba de paso y con la única intención de sacar unas fotografías de su exterior, no tenía tiempo para andar buscando a quién me abriera la puerta de tan imponente iglesia. Un tiempo después, y en plena conversación con mi amigo Txomin, la casualidad quiso que este me enseñara una fotografía esférica del interior de la colegiata, que Abel, el nuevo cura de San Salvador, le había enviado a su móvil. ¡"Estupefactos" quedamos con aquella panorámica sin igual del interior de tan magnífica colegiata! Me comprometí a indagar en Internet la forma de poder divulgar este tipo de vistas virtuales a través de la gran redes de redes. A su vez, con el tiempo y gracias a este nuevo estilo de fotografía, gané un nuevo amigo, Abel, gran persona y hombre de Dios muy comprometido ahora con las personas de estas lejanas tierras de su país natal. Tengo que decir, que esto me sirvió de escusa para acercarme de nuevo a San Salvador, esta vez con la intención de realizar varias tomas del interior del templo. Una vez que estás allí, comentar al primer lugareño que te encuentres que eres amigo del cura... nunca falla. Se abren las puertas de la colegiata de par en par y así, de esta forma tan peculiar, pude cumplir el compromiso adquirido, conmigo mismo, de actualizar el artículo con las fotografías y vistas virtuales del más imponente templo románico de la Montaña Palentina. En este mismo artículo podéis ver dos fotografías esféricas de tan idílico paraje. Va por vosotros, amigos.


Caminante... en el camino, no encontrarás escarpados precipicios, acechando tu llegada al albor de tu atónita mirada... pero sí lugares encantados que, por un solo instante, congelan la respiración del visitante, suscitando, en él,  un contenido y helador aliento ante la magnitud del paisaje hallado.
Caminante, en el camino... en su busca y a su paso, no encontrarás sinuosas curvas... de aquellas que disparan el corazón hasta límites insospechados... pero sí lugares, en ocasiones olvidados, que destilan fantasía, impregnando una primorosa naturaleza en cada uno de sus bucólicos rincones. 
Caminante, en el camino... tampoco descubrirás vertiginosos desfiladeros, que cuan precipitados acantilados, ladera abajo, correteen sus aguas, malditamente asalvajadas, golpeando violentamente sobre sus indómitos peñascos. 
Caminante, ¡ay! Caminante... ni rocas colgadas encontrarás... apiñadas sobre angostos riscos y abriéndose paso entre el insolente y deslucido asfalto que brota sobre la abrupta vegetación del entorno. Ni tan siquiera, en el camino, caminante, echarás de menos artificiales miradores construidos a golpe de la sobria mano del hombre... pues no es necesario, de verdad... porque toda su extensión es un digno mirador en sí mismo...




Y yo te digo, caminante, esta es la grandiosidad de la "Montaña Palentina", #montaña viva, #montaña inmensa, #montaña prodigiosa siempre eterna... eternamente hermosa, pero sobre todo... montaña amiga, gentil, fácil y accesible... muy accesible, de tal forma que en cada lugar, en cada rincón, en cada paraje disfrutarás de ella a cada instante, cuando emprendas este increíble viaje.
En cada momento, en cada metro, en cada palmo de verde tierra que germina sobre su superficie, salta a tu vista un brote de naturaleza viva y plena... brote de su amable devenir por los tiempos... y sobre un manto de siembra cargado de historia y belleza.

Una comarca de verdes valles encontrarás. De azules cielos que reflejan un intenso añil sobre sus aguas acristaladas. Aguas angostadas a intramuros de artificiales paredes, que otrora fueran construidas por la mano del hombre... Aguas... que ahora están significadas en extensos embalses que riegan, nutren y fertilizan la vida de las sedientas tierras del bajo sureño. Una Montaña de atractivas e infinitas cumbres que miran el cielo sin complejos, y que observan, cuan ventana indiscreta, desde cualquier punto de sus innumerables caminos... tu esperada llegada... Y cuando llegas, "la Siempre Dispuesta de la Montaña" ya te está esperando, ahí, en el mismo lugar en donde la enclavaron los lugareños de antaño. Es perfecta, armoniosa en sus formas, inamovible y respetada por los innumerables avatares de la vida que han acontecido a su vera... durante sus casi mil años de existencia. Es románico palentino en su estado más puro, y románico en el que en su sublime interior mejor se cautivan los sentidos. Siempre la encontrarás con su perfil dispuesto, busques el que busques. Siempre preparada para tu cámara y siempre acompañada de un majestuoso entorno natural.
Encarada y engreída -lo digo dulcificando el significado de ambos adjetivos- a sabiendas que es la estrella de la terna. Ahí está, esperando y esperando a que suene el metálico sonido de tu cámara, mientras te susurra al oído... que no tengas prisa en admirarla, y te vuelva a susurrar... que es hermosa ... muy hermosa desde cualquier ángulo enfocado.





San Salvador de Cantamuda es un lugar mágico; su templo, advocado al propio santo que le da el nombre, un lugar de poder. Se concibió como colegiata, allá por el siglo XII. Fue fundada por la Condesa de Castilla Doña María Elvira, allí fue enterrada, aunque en la actualidad... la antigua colegiata es considerada como la Iglesia Parroquial del municipio de San Salvador de Cantamuda, perteneciente al Ayuntamiento de la Pernía en pleno corazón de la Montaña Palentina. LLegar a San Salvador desde cualquier punto de la provincia de Palencia es muy sencillo. Desde Guardo, desde Aguilar o desde la capital, simplemente debes de dirigirte a Cervera de Pisuerga, una vez allí, no tiene pérdida, toma la C-627, disfruta del embalse de requejada, anota la visita a Vañes, Polentinos, Estalaya o la abadía de Lebanza, por poner algunos ejemplos, y déjate llevar por la magia del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.



Ante ella, su imponente figura impresiona. Cuando estás bajo su influjo, no puedes dejar de voltear su perímetro en busca de todas y cada una de las múltiples perspectivas que amablemente ofrece. Ella siempre se presta, siempre está dispuesta... es, hoy, por derecho propio, la novia de la imagen digital y sino que se lo digan a "san" Google y a las redes sociales. Su encaje con el entorno es auténticamente privilegiado, sin más. Es, asimismo, la ensoñación y custodia permanente de miles de guajas y guajes, que a lo largo de los tiempos modernos han magnificado este idílico entorno con sus acampadas, sobre todo, en los esperados periodos estivales y, aunque ausentes con el frío, el invierno les espera para regalarles otra increíble estampa de tan bello lugar. Niños y mayores que descubrieron el poder de este entorno y que ahora no pueden desprenderse de su influjo... siempre alegres, siempre divertidos, la siempre dispuesta de la montaña les acompaña. Tiempos en los que jóvenes de mano entusiasta, jugando con los acordes de sus guitarras, dibujaban notas musicales que una vez emancipadas aluzaban su espadaña. Sonidos armoniosos atraídos, junto con sus alegres cantos, por el techo estrellado de una fresca noche de verano... En definitiva, San Salvador de Cantamuda, además de la joya de la Montaña, es la perfecta imagen de las publicaciones y calendarios anuales, que moran permanentemente en las paredes de nuestros más humildes hogares. Ven y disfrútala.

#Palencia, un gran museo al aire libre.

Vistas virtuales del interior y exterior de la colegiata. Mueve con el ratón en todas las direcciones:

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