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La Matanza de los Inocentes, el capitel


En mi opinión, la auténtica belleza del románico aguilarense está hoy plenamente significada en la ermita de Santa Cecilia. Este templo conjuga todos los ornamentos necesarios para mostrar al visitante su extremada elegancia. Es sin duda, para mí, la mejor muestra del trabajo de restauración magistralmente realizado. Para mi gusto, se impone sobre el resto de templos románicos de la ciudad. Su privilegiada situación hace que sea la dama elegante del lugar, dando la bienvenida al visitante que aparece por cualquier punto del flanco norte de la localidad, bien sea el oriental o el occidental.


Muestra una esbelta torre de tres secciones en la que podemos admirar un conjunto de ventanales espectaculares y una fachada meridional asombrosamente hermosa. Pero si hay algo que llama poderosamente la atención de Santa Cecilia, es la imagen que recorre como la pólvora las redes sociales: el magistral capitel que muestra la iconografía alegórica de la Matanza de los Inocentes. Solo un simple ejercicio de teclado y ratón en san Google, con la leyenda: "La Matanza de los Inocentes de Aguilar de Campoo", para ser conscientes de las innumerables veces que, contradiciendo a su dramática denominación, este imponente capitel ha sido inmortalizado en Internet.


Extraordinario es su labrado. Es como si el evangelista San Mateo hubiera escrito este episodio del Nuevo Testamento para ser inmortalizado sobre la piedra de esta emblemática iglesia aguilarense. La secuencia es dramática, la piedra se encarga de susurrarte al oído la historia con todo lujo de detalle. Están todos y cada uno de los actores de aquel aciago día. Herodes es tentado por el demonio. Desquiciado al descubrir que ha sido engañado por los Magos de Oriente, ordena a sus soldados acabar con todos los infantes de Belén. El inmenso poder de la escena te engancha de tal manera que no puedes apartar ni un instante la vista de dicha piedra, hoy convertida en obra de arte, única del románico. Es un portentoso capitel... es la Matanza de los Inocentes...









Santa Eulalia de Mérida, Muñeca, en el Viejo Camino de Santiago


Sobre un altozano, a los pies de las primeras estribaciones de la Montaña Palentina y en plena senda del Viejo Camino de Santiago por la bella ruta de la montaña, encontraremos la iglesia de Santa Eulalia de Mérida, en Muñeca. Muñeca es una localidad del norte palentino que pertenece al municipio de Guardo, a escasos tres kilómetros al este de la localidad minera. Muñeca tiene una intensa historia, sus nobles vecinos se han encargado a lo largo de su historia de que así sea. Y esto se refleja en su iglesia, patrimonio que con orgullo y amabilidad me enseña Luis García Montero. Gracias, Luis, por tu amabilidad y especial interés por poner en valor tan excelso patrimonio. 


Para llegar a Muñeca, bien desde Guardo o bien desde Cervera de Pisuerga, tienes que tomar la carretera CL-626. Nada más aproximarte a esta localidad del norte occidental provincial, divisas su iglesia, custodia del noble pueblo de Muñeca, pueblo histórico que muestra esta bella construcción eclesiástica sobre dicho altozano y que ha protegido la devoción de sus fieles a lo largo de los siglos. La iglesia despunta trazos románicos, y esto es lo que nos interesa. No es que en la actualidad muestre todo la impronta de tan noble época... pues su hechura actual más visible parece ser obra arquitectónica del siglo XVIII; aunque también es verdad que el buen albañil, que actuó sobre ella en épocas barrocas, aprovechó parte de la piedra del tallado románico que allí se encontraba, como así se demuestra gracias algunas marcas de cantería realizadas en la piedra utilizada.


Según entras al atrio que protege la portada meridional y justo en la losa que da entrada a esta, encontramos la primera sorpresa de la visita: una lauda sepulcral que ostenta un bello escudo y una semi borrada inscripción, que da cuenta de quien yace en esta morada eterna. Según un minucioso estudio de Jaime Nuño al que he tenido acceso, cuenta que allí reposa desde 1634 Torivio Díaz Monje, dejo para los historiadores... el reto de escrudiñar la vida de este personaje de época. Ya en el interior, el suelo está conformado por varias losas numeradas correlativamente, cada una de ellas corresponde a una lauda funeraria de tiempos atrás.


En la nave del culto, en el lado norte de la iglesia y justo enfrente de la puerta de entrada, encontramos un habitáculo que sirve para alojar la pila bautismal, obra del siglo XVIII, según Jaime Nuño, pero la veremos altivamente soportada sobre un bello basamento de época románica. Y desde ese mismo lugar podemos observar, con plena claridad y despejado de columnas intermedias, el arco triunfal, obra románica por excelencia. Se muestra tal como lo concibió el arquitecto románico, con sus columnas compuestas de bases, fustes y capiteles. Los capiteles se encuentran algo deteriorados, pero aún se puede leer la lectura figurativa que el cantero románico quiso transcribir sobre ellos. Ambos muestran cuatro Águilas, afrontadas en pares.

En definitiva, Muñeca muestra su patrimonio más valioso... y sus vecinos bien pueden presumir de ostentar una iglesia que en sus muros alberga trazos de toda su viva e interesante historia.










Vista en 360º



Fuentes consultadas: estudio de Jaime Nuño para el Centro de Estudios del Románico de 26 de noviembre de 1988.

Cristo de la Agonía, el patrimonio guardense mejor guardado (II)


El Cristo de la Agonía de la iglesia de San Juan es una de las joyas patrimoniales más importantes de Guardo, sin duda alguna. Su impresionante realismo, magistral tallado y excelente conservación protagonizan en su soledad el retablo que el Altar Mayor de San Juan luce a diario. La ausencia de otras tallas en su morada de descanso, como si de un gran marco, que envuelve a una excelsa obra pictórica del mejor artista se tratara, hace aún más, si cabe, que esta impresionante escultura brille con gran resplandor sobre el presbiterio de la iglesia guardense.

Cristo de la Agonía, Semana Santa
Foto: Mamerto Fernández
Quién mejor que Mamerto Fernández para hablarte de la historia guardense. Mamerto es la memoria activa y viva de Guardo. Durante más de cuarenta años fue el encargado de subastar los pasos procesionales de la Semana Santa guardense, tradición que heredó de su padre, Segundo, este, junto con el párroco don Juan, implantaron allá por el año 1916 la tradicional Subasta de los Pasos de Semana Santa, esta historia se merece una narración aparte, algún día publicaré mi relato "La subasta de la Ligera", narración que dediqué a mi buen amigo Mamerto.

Mamerto se emociona al hablar del Cristo de la Agonía y como buen narrador, centra sus recuerdos en la época en que este Cristo procesionaba por las calles guardenses en la Semana Santa de la localidad. En tiempos, el Cristo estaba en un retablo, situado en el lado del evangelio, frente a la puerta de entrada, aunque parece ser que ha recorrido diversas estancias de la iglesia de San Juan. "Sus brazos eran articulados", cuenta Mamerto, mientras revisa sus recuerdos, "pero de tanto subirlo y bajarlo del antiguo retablo se terminaron deteriorando. Entonces se decidió la restauración para dejar sus brazos fijos... y no procesionó más", añade.

Iglesia de San Juan Bautista en los años cincuenta
Foto: Parroquia de Guardo
Recuerda con orgullo, como en cierta ocasión se acercaron hasta Guardo unos monjes para ver y analizar nuestro  Cristo. Cree que eran de Madrid, les habían hablado de la talla y querían comprobar insitu la excepcional obra. Ya en la iglesia, frente a este, los monjes indicaron a Mamerto que les ayudara a bajar el Cristo del retablo y así poder observarlo de cerca. Mamerto se puso manos a la obra sin dudarlo un instante. En la maniobra, el Cristo se ladeo y cayó sobre el bueno de Mamerto, su nariz hizo de improvisado apoyo. "La cuna que te arrolló", fue el piropo que nuestro amigo Mamerto dedicó al Cristo por dicho infortunio, provocando las risas de los monjes, que aún con el susto en el cuerpo preguntaban por el estado de su napia. Eso sí, la nariz de Mamerto sufrió una parcial rotura sin más trascendencia; hoy, en el recuerdo de la anécdota, señala con su dedo la nariz y cuenta dicha experiencia con gran satisfacción, de verdad, escúchala de su propia voz, es digna de admiración.

Talla de San Antonio. Autor Francisco de Sierra
El Cristo de la Agonía luce un excepcional arte barroco, como gran parte de la imaginería que hoy podemos admirar en esta iglesia, posiblemente... de lo mejorcito del norte provincial. Es obra de la factoría de los Sierra, familia asentada en Medina de Rioseco cuyo taller funcionó con gran éxito durante los siglos XVII y XVIII. El promotor de dicha empresa fue el gran artista castellano Tomás de Sierra, progenitor de la saga de tan laureados artistas. Aunque nacido en Santalla del Bierzo, se estableció en Medina de Rioseco, donde con sus hijos elaboraron buena parte de la imaginaría que procesiona en las mejores Semanas Santas nacionales. Tomás de Sierra tuvo diez hijos, siete varones, Francisco, Baltasar, José, Tomás, Jacinto, Manuel y Pedro, este último está considerado uno de los mayores escultores castellanos de todos los tiempos. Tuvo también tres hijas, María, Manuela y Josefa. Entre todos diversificaban las disciplinas necesarias para elaborar los mejores retablos y las mejores tallas de la época; eran escultores, pintores, ensambladores, arquitectos y sobre todo emprendedores, grandes emprendedores. 


Tres generaciones de la familia Sierra formaron parte del taller imaginero más famoso de aquellos tiempos, tal vez más, no lo he estudiado a fondo; acogían una gran demanda de encargos, sobre todo procedentes de la Iglesia. Pero fue su nieto, Rafael de Sierra -hijo de Pedro y sobrino de Francisco de Sierra, este último presbítero y escultor-, quien con sus prodigiosas manos talló nuestro Cristo en el 1764. Hay que decir que Francisco de Sierra, su tío, también tiene vinculación con nuestro pueblo, pues años antes fue el encargado de realizar la talla de San Antonio, hoy la podemos admirar en el centro de un impresionante retablo en la pared de la sacristía, junto a la capilla de San Antonio. Rafael de Sierra desarrolló parte de su labor profesional en León, donde los Sierra y discípulos de estos tenían una excelente cartera de clientes. Es posible que en muchos de los encargos coincidieran las manos de varios artistas de esta saga de grandísimos imagineros, por qué no. En el caso de nuestro Cristo, es fácil ver la inspiración del mejor escultor castellano de la época, su padre, Pedro de Sierra, pero no sus manos expertas sobre el excepcional tallado, pues cuatro años antes de su creación Pedro había fallecido.


Tengo que decir que el ilustre escritor Jaime García Reyero me puso sobre la pista en la cuestión en relación a los datos sobre este Cristo, pues en su día, don Jaime, ya había referenciado en uno de sus libros esta excepcional talla, lo cual hace todo más fácil. Jaime, en su libro "Guardo, sus gentes y su historia", indica algunas de las cuestiones que aparecen en los libros de fábrica de 1754-1781 y de inventarios de 1785 de la parroquia guardense. Así pues, hoy podemos saber gracias a estos documentos algo más de nuestra intensa historia. En estos aparece el encargo que hizo la parroquia guardense al prestigioso taller de los Sierra, una vez que la anterior talla fue desechada y enterrada por el deterioro que había sufrido a lo largo de los años. 1.200 reales de vellón fue el costo de la imagen, una auténtica fortuna... pero mereció la pena, pues el extraordinario legado que aquel dinero dejó a los guardenses es de un valor realmente incalculable... y no solo monetario.


Es fácil de imaginar la dedicación que el autor puso sobre esta gran obra de arte. Su expresión, su realismo, su viveza... hacen de esta talla una joya imprescindible de visitar y a la par una joya escultórica para emocionarse, a los pies de la extraordinaria imagen. Es sin duda una gran obra de arte que a veces pasa desapercibida, incluso para nosotros mismos... los que día a día pasamos cerca de ella. Pero ahí está, siempre, observando de cerca... muy de cerca, los acontecimientos que los guardenses celebran en la iglesia más emblemática de la localidad.

En fin, Guardo tiene patrimonio... y mucho.

Continuará...





Vistas virtuales en 360º Iglesia de San Juan

ViewsIglesia de San Juan de Eduardo Gutiérrez Pérez. Visita virtual del interior de la iglesia en 360º, girar la imagen con el ratón

ViewsMirador de Guardo. Oficina de Turismo de Eduardo Gutiérrez Pérez Visita virtual en 360º,  ¿Es lo qué vio nuestro monje? Girar la imagen con el ratón

Fotografías propias previamente retocadas
Mi blog de fotografía: 

Santo Cristo del Amparo, el patrimonio guardense mejor guardado (I)

Ermita del Cristo a mediados del siglo XX. Foto: Parroquia de Guardo
Guardo tiene patrimonio, cómo no... y muy interesante. No todo gira entorno a la pila bautismal románica o a la reliquia de Santa Columba, ambas custodiadas en la iglesia de San Juan Bautista. Guardo guarda con verdadero celo dos tallas de Cristo, en madera, que son de excepcional valor artístico, sin duda alguna; bueno, realmente son tres, no olvidemos el excepcional Cristo de la Agonía que preside el altar de la iglesia de San Juan, pero de esta ya hablaremos en otro momento. Patrimonio que, a lo largo de los años trascurridos desde su tallado, ha sido testigo de excepción de los aconteceres diarios de sus devotos. Ambas tallas representan con extraordinaria viveza al Santo Cristo del Amparo, muy venerado en Guardo. De hecho, en Guardo, contamos con una ermita advocada a dicho Cristo, de sobra es bien conocido este paraje y santo lugar.

El Cristo, años cincuenta. Foto: Imágenes del viejo Guardo
Ermita del Cristo, el Espigüete al fondo
En la actualidad, los guardenses disfrutamos de una bonita ermita situada en un bello paraje de montaña. Custodiada muy de cerca por la entrada occidental a la Montaña Palentina y siempre a la vista del imponente pico Espigüete, no en vano, Guardo es denominado desde tiempos ancestros la "Boca de las Alturas". De esta hermosa nomenclatura posiblemente derive el nombre de mi pueblo natal: Bucardum, Boardo, Guardo, según el sacerdote don Quirino Fernández, tal como afirma en su obra "El Señorio de Guardo".

Procesión del Cristo junto a la ermita, con la cruz original.
Foto: Imágenes del viejo Guardo
La ermita ha sufrido múltiples reformas hasta llegar a su estado actual. Posiblemente, hace muchos, muchos años, existiera en el lugar una pequeña ermita románica, de ser así, es posible que fuera una edificación del siglo XII, incluso antes, pues además este paraje fue paso de los peregrinos de montaña que iban a Compostela en busca del Santo del Atlántico, a través del Viejo Camino de Santiago, una vez atravesada la Montaña Palentina. Pero lo que sí parece cierto es que la ermita, años atrás, lució en su interior las dos primeras tallas que este narrador indica en los inicios de esta narración, no así la tercera, la del Cristo de la Agonía, que parece claro que siempre ha estado en lugares predilectos en la iglesia de San Juan y hoy en el altar de la iglesia, aunque no siempre presidió su altar. Además, las dos tallas del Cristo del Amparo, en su tiempo, han procesionado a hombros de los devotos guardenses por la campa del Cristo, en los alrededores de esta. Hoy, una de ellas, la del siglo XVIII, procesiona en la Semana Santa guardense por las calles de la localidad minera.

Pero en este artículo quiero referirme a la primera talla, a la más antigua. Esta obra de arte tiene un singular valor artístico y, para mí, también un especial valor de carácter sentimental. Es muy posible que su tallado se produjera en tiempos del final del medievo, aunque ya en el ocaso de este periodo, muy avanzado el siglo XV, incluso el XVI. Es una talla de dimensiones pequeñas, no llega al metro de altura. Hoy luce una moderna cruz, que según las fotografías que he podido analizar no es la que el maestro escultor talló originalmente. Tal vez fuera sustituida en los años cincuenta  por su deterioro, según se aprecia en las fotografías que acompaño a esta publicación. Hay que reconocer la labor del sacerdote Graciliano Roscales Olea, escritor, restaurador y, en su día, durante 20 años de su vida, archivero del Real Oratorio del Caballero de Gracia de Madrid. Don Graciliano es otro de los ilustres guardenses, ya fallecido, que no debemos de olvidar. Su intensa e interesante obra literaria ha dejado profunda huella. Los guardenses tenemos que agradecerle que en 1998 se pusiera manos a la obra y culminara una interesante restauración sobre esta antigua talla del Cristo del Amparo, que según nos cuenta don Jaime estaba en un estado lamentable.

Procesionando en la campa del Cristo con la cruz actual
Foto: Imágenes del viejo Guardo
Hoy nuestro Cristo está perfectamente custodiado y conservado por nuestros párrocos y sus fieles. Tengo que agradecer las facilidades que los sacerdotes guardenses, Isaac y Jesús, me han brindado para obtener las imágenes mostradas a continuación del Cristo del Amparo, así como a Jaime García Reyero que me ha facilitado datos vitales para completar esta publicación. Aporto unas fotografías actuales del Cristo en cuestión para hacernos una idea del extraordinario legado que nuestros antepasados han dejado al patrimonio guardense. Es sin duda la talla más antigua que conservamos en la localidad y por eso debemos ponerla en valor, aunque personas como Jaime García Reyero hacen día a día una valiosísima labor de divulgación, recuperando la memoria de nuestro pueblo con los libros que ha dedicado a la historia de Guardo. Es una divinidad observar de cerca esta obra de arte... y mientras disfrutas relajadamente de su imagen... la imaginación se te escapa y vuela a aquellos años de transición del Medievo a la Edad Moderna, en los que la vida diaria no fuera tan amable ni tan sencilla, pero nos dejó un recuerdo ya imborrable de su época. En breve hablaremos de las otras dos tallas que restan, os espero pronto en este blog...

Continuará...





Vistas virtuales en 360º de la ermita del Cristo



Portentosa naturaleza, portentoso patrimonio. Acércate y cuéntalo


Las Jornadas Románicas que se celebraron el 7 y 8 de mayo de este 2016 en Vallespinoso de Aguilar cumplieron sus mejores expectativas. Unas 50 personas, todas ellas amantes del románico, se dieron cita en este emblemático paraje de la Montaña Palentina. La organización del evento, a cargo de Cristina Párbole Martín y los chicos de la Huella Románica, tengo que decir que fue extraordinaria. Tuve el honor de cerrar las conferencias programadas para el sábado día 7. Quise centrarme en cómo podemos divulgar nuestro patrimonio con la ayuda de las nuevas tecnologías. Tecnologías que están al alcance de todos... y que todos podemos utilizar. Hablamos de los QR, mapas, rutas, vistas virtuales, imágenes esféricas, etc. Al cierre de dichas charlas, por mi parte, yo solo espero que hayan servido de alguna ayuda para todos y cada uno de los que se congregaron en tan hermosa ermita.


Hay muchas formas de aplicar las nuevas tecnologías para llevar a buen puerto la divulgación de nuestro patrimonio en general y del románico en particular.

Desde las formas más sencillas pero extraordinariamente efectivas como las propuestas por Antonio García Omedes, o las iniciativas de mi buen amigo Froilan de Lozar, que en estas excepcionales jornadas también nos acompañó, o el gran trabajo de información y divulgación realizado por la Huella Románica, con Cristina al frente de esta comunidad románica de jóvenes entusiastas y preparados, muy preparados, que conforman la Huella Románica, hasta las más complejas, como las propuestas por grandes instituciones, sirviéndose de las últimas tecnologías aplicadas y desarrolladas por el gigante de la red Google y otras diversas multinacionales. En el primer caso, en el del ciudadano de a pie, normalmente son personas altruistas que utilizan el poco tiempo del que disponen para poner sus conocimientos a disposición de los demás. Ponen su tiempo, su trabajo y su dinero, que también hay que decirlo, aunque a veces no sepamos agradecerlo.


Para mí, cualquier forma de transmitir a los demás nuestro patrimonio es de gran valor. Lo importante es divulgar. Es llevar hasta el último rincón del mundo el gran legado que nuestros antepasados dejaron en nuestra tierra.

Podemos caer en la tentación, y en un momento dado pensar que esto no va con nosotros, que las nuevas tecnologías nos han pillado de improviso. Seguro que más de uno está pensando que para bien o para mal ha nacido en épocas analógicas  (por edad) y que por consiguiente el mundo digital es para los más jóvenes. Es más, algunos pensarán que el trabajo de divulgación es competencia única y exclusivamente de las instituciones. Craso error. Nunca más lejos de la realidad. Por dicho motivo, he querido empezar este artículo trayendo a colación a Antonio García Omedes (el maestro del románico aragonés).


En la pantalla principal de su blog, García Omedes nos cuenta como allá por la década de los noventa se enfrentó al reto de adaptarse a las nuevas tecnologías, y como una vez descubiertas sus enormes posibilidades, estas le servían para dar a conocer al mundo entero aquel arte que tanto le emocionaba y entusiasmaba: el románico.

Hoy, muchos años después de sus primeras incursiones en el mundo digital, la web de García Omedes tiene millones de visitas. Son muchas las personas que navegan por su web entre los inmensos mares de información, repletos de bytes románicos; aguas, de las que sí hay que beber, donde deleita al visitante con sus escritos y maravillosas imágenes tomadas de todos aquellos sitios y lugares que visita.


También quiero agradecer a mi buen amigo Froilán su incansable labor. Muchos años son ya los que el bueno de Froilán lleva asomándose a la ventana de las redes sociales. Es inconmesurable su labor diaria actualizando sus blogs el curiosón y orígenes. Es el divulgador palentino por excelencia. Además, es de San Salvador de Cantamuda, casi nada. Decir San Salvador de Cantamuda y venir a nuestra cabeza la bella colegiata de la Montaña Palentina es todo un lujo insuperable.¡Vaya privilegio el tuyo, Froilán! Para mí, San Salvador, junto con esta bella ermita de Vallespinoso, sin olvidarme de enumerar las bellas joyas que ostenta nuestra provincia, son el icono del más emotivo y encantador románico rural de Palencia, y en este caso concreto... de la Montaña Palentina, que como bien nos alecciona Froilán junto con el gran fotógrafo José Luis Estalayo cada domingo a través del Diario Palentino es la más bella canción de la naturaleza.


Y que decir de Cristina, anfitriona de este evento. Gracias Cristina por tu invitación y por el enorme amor que pones en todo aquello que te propones. Cristina es la promotora de la Huella Románica, entorno digital dedicado a la divulgación del románico rural palentino. Quién no recuerda la propuesta de fotografiarse saltando ante el románico, estos chicos fueron los verdaderos pioneros del selfie, en este caso románico. O sus coreografías junto a tan bellas iglesias. Recuerdo con enorme satisfacción la emotiva iniciativa de las cartas románicas o  los detectives del románico. Como colofón a sus iniciativas... estas fantásticas jornadas.

Quiero recordar también el buen trabajo de divulgación que realiza Miguel Ángel Rodríguez Terán, promotor de la comunidad en la red social de Facebook, Palencia la mejor. Su trabajo diario, nos anima a los demás a seguir en este buen camino. Y por supuesto mi agradecimiento a los Custodios del Románico, ellos son el verdadero alma del patrimonio rural. Sin ellos, día a día, custodiando y enseñando las iglesias, difícilmente hoy estaríamos aquí, en este pequeño pueblo palentino disfrutando de esta maravillosa ermita.


En la divulgación del románico todos tenemos aún mucho que hacer y que decir. Sí, seguramente a muchos de nosotros las nuevas tecnologías nos ha pillado de improviso. Pero esto no puede ser una escusa. Es verdad, que muchos de los que estamos aquí vengamos del mundo analógico. Ya sabemos que los jóvenes son digitales y conviven con las nuevas tecnologías día a día, es su hábitat natural. Pero nosotros debemos de hacer un esfuerzo por incorporar a nuestro quehacer diario, en la medida de lo posible, la utilización de estas técnicas para colaborar en la divulgación de nuestro patrimonio. Gracias a todos los participantes de estas excelentes jornadas.